Al exponer sus puntos de vista sobre la familia religiosa y la sociedad civil, el licenciado Manuel de la Cruz, del Consejo Espírita Internacional, retomó una pregunta del Dalai Lama (líder Tibetano) acerca de cuál es la mejor religión, una forma de despertar el interés de los participantes en el Encuentro Internacional por el Diálogo Interreligioso y la Paz Mundial, inaugurado la víspera en el Palacio de Convenciones.
“La mejor religión es la que te aproxima al dios, al infinito, es aquella que te hace mejor”, fue la respuesta que el líder espiritual del budismo brindó, en franca armonía con los conceptos que defiende el ecumenismo, entendido este como una forma de comportamiento social entre las diversas creencias y actitudes religiosas.
Como parte del panel Comunidad religiosa global y sociedad civil, Manuel de la Cruz defendió dos núcleos básicos: la familia y el hogar, y aseguró que tener ambas, “es una bendición”.
Resaltó cómo Cuba mantiene una tradición familiar, donde son considerados por igual padres, tíos, hermanos, abuelos, y dijo que ello constituye un ejemplo para todos los países del mundo.
Subrayó que la dignidad humana es la base de la libertad religiosa, y comentó que las grandes religiones del mundo tienen cinco mandatos: no matar, no robar, no mentir, no prostituirse, y el respeto a los padres.
La aplicación de tales postulados en el contexto mundial actual, según afirmó, representa una contribución importante de las religiones a la configuración de una ética mundial y a la puesta en práctica de los derechos humanos.
Por otra parte, al intervenir en el panel, el reverendo Raúl Suárez, criticó el fundamentalismo religioso —tanto cristiano como islámico—, que resulta contrario a los esfuerzos que se hacen a favor de la paz y, al mismo tiempo, reduce el contenido doctrinal a escasos principios.
Al fundamentalismo, aseveró, se le une la apropiación de una ideología política que procura llegar al poder por todas las vías posibles, inclusive con el uso de la fuerza y el terrorismo.
Este terrorismo constituye una amenaza internacional y no guarda relación con el verdadero Islam, que no solo se preocupa por la paz, sino que hace del ser humano la centralidad de su ética.
De ahí que haya surgido la llamada Islamofobia, que ha creado problemas en algunos países, en vez de discernir, de ver dónde está el mal, y defender el contenido de una religión que durante años ha estado procurando la paz y el bienestar de los seres humanos.
Suárez abogó por tener una identidad — religiosa o no— bien definida; reconsiderar el concepto de Pueblo de Dios, que incluya a todos y no solo a los cristianos, y trabajar sobre la base de una acertada pedagogía, y sin quemar etapas en el diálogo interreligioso, “conocernos mejor en un clima de hermandad y solidaridad”.
Como parte del panel, el reverendo Herche Martin Gottschling, representante de la iglesia luterana en Alemania, apuntó que la iglesia debe ser un modelo frente a las vicisitudes del mundo, así como Cristo quiso tener una cena con los pecadores.
Se pronunció por el contacto entre todos, por la cooperación y, como parte de su fe, manifestó la necesidad de establecer un diálogo con el ateismo.
Mencionó como postulados esenciales la defensa de los refugiados, tema de suma actualidad, sobre todo en Europa, donde cada día miles de ellos atraviesan fronteras y océanos para salvar sus vidas, y quedar al margen de las consecuencias de las guerras.
“Hoy vemos que una tarea especial es apoyar a quienes se nos acercan como refugiados; quizás en un año tendremos que acoger a un millón de Albania, Kosovo o Siria, y de otros lugares del mundo. Estas personas permearán la sociedad alemana y llegarán a las aldeas más pequeñas”.
En otro momento de su intervención, el reverendo Herche subrayó la necesidad de la cooperación para un aprendizaje global y un desarrollo sostenible. “Queremos enseñar a las personas en estas esferas, y estamos convencidos que la sociedad civil debe involucrarse en ello”.
Agradeció a Cuba por la invitación y dijo que este encuentro parece “la realización de una utopía”. Estamos sentados aquí representando a diferentes denominaciones religiosas. No luchamos unos con otros, ¡qué fuerte señal para el mundo en estos momentos actuales!, finalmente sentenció.