Un ir y venir inhabitual irrumpió el camino que conduce a Potrerillo. Camiones, moto-niveladoras, autos…; todo un parque de vehículos desfiló hacia el Consejo Popular que por estos días vivió una vorágine constructiva capaz de dejarle mejor semblante.
“Esto ha sido lo nunca visto —resume la primera vecina con la que tropezamos—, hace más de 30 años que no teníamos una reanimación tan completa. Solo podemos comparar este momento con la época en que nos pusieron la luz eléctrica y se asfaltó la calle principal.
“Ambos han sido los acontecimientos más recordados aquí, aunque a partir de hoy creo que eso cambiará”, admite Teresa Cerezo, quien cuantifica su tiempo de residencia en la comunidad con un “toda la vida”.
Pareciera que en los parajes lejanos se magnifican los hechos, pero suavizar los avatares diarios en Potrerillo supone razón suficiente para inscribir estas jornadas de cambio en la memoria de los lugareños.
DESVELOS POR LA COMUNIDAD
“Aquí no ha dormido nadie en alrededor de 12 días, estamos ‘cruditos’. Tanto los panaderos como los vecinos asumimos la renovación de la panadería-dulcería La Favorita. Reparamos algunos equipos, hicimos el frente nuevo, con jardineras incluidas; cambiamos la carpintería, azulejamos el mostrador y le daremos el acabado con una buena pintura”, precisa, a pie de obra, Rafael Hernández Díaz, vicedirector de la Empresa Alimentaria en Cabaiguán.
A pocos pasos del escrutinio periodístico, ya con huellas de asfalto, cemento y cal sobre la agenda, nuestro equipo constató que la renovación del batey ocupaba a todos los pobladores.
“Es como si viviéramos puertas afuera, pues donde nos necesitan ahí estamos. Hemos puesto ladrillos, botamos escombros, chapeamos las orillas del camino y los trabajadores desempeñan acciones de reparación en los establecimientos donde laboran”, afirma Nildo Bonachea, habitante del batey.
La casa de la enfermera, el combinado de servicios, la farmacia, la bodega, el mercado agropecuario, el sector de la policía y el parquecito infantil recibieron reparaciones generales o parciales. Planteamientos históricos tuvieron solución en este resurgir de Potrerillo, según confirma Edel Perdomo Rodríguez, presidente del Consejo Popular:
“El mal estado del camino y las zonas de bajo voltaje han sido preocupaciones recurrentes aquí. Después de años hemos podido remediarlas. El grupo AzCuba y el MICONS asumen la reparación de los viales que conectan a todos los bateyes del Consejo (cinco en total). Así mejorarán las condiciones de 36 kilómetros de camino. Ya quedaron asfaltados los 600 metros de la vía principal del pueblo mientras trabajan en las calles colaterales y en los viales de acceso a las comarcas vecinas”.
De acuerdo con la propia fuente, fuerzas de la Empresa Eléctrica Provincial rehabilitaron el alumbrado público, sustituyeron seis postes, acabaron con la baja tensión en dos barrios, dieron mantenimiento a las acometidas en mal estado y colocaron cuatro nuevos metro-contadores.
“Nos queda mucho por hacer. Recibimos los surtidos para el mercado industrial, pero esperamos la habilitación de un punto de la cadena TRD. Para este último hicimos gestiones con las autoridades pertinentes y nos dijeron que si teníamos el local y un vendedor nos abastecerían, pero hasta ahora nadie ha venido por estos lares. Por supuesto que también nos corresponde cuidar todo lo que hasta ahora hemos logrado”, argumenta Perdomo Rodríguez.
NADIE QUEDÓ FUERA
Más de 2 mil 600 habitantes integran este Consejo Popular, el primero del municipio de Cabaiguán en recibir los beneficios del programa de reanimación en comunidades que desde el 2014 promueven las autoridades políticas y gubernamentales de la provincia para mejorar la calidad de vida en asentamientos rurales y de difícil acceso.
Tras su construcción en 1964, a la escuelita José Martí, de Potrerillo, nunca se le había pasado la mano. Ahora, padres, maestros y alumnos sustituyeron los materiales escolares por atuendos y herramientas de construcción.
“Apoyamos a la brigada en el cambio de los techos del centro, pues había unos cuantos en peligro de derrumbe, también se suplantarán los muebles sanitarios actuales por otros nuevos. Nosotros nos encargamos de la pintura de la escuela y el embellecimiento de las áreas verdes”, dice Leonor Travieso Hernández, jefa de ciclo en la institución docente.
A solo dos semanas de haberla ubicado en Potrerillo para cumplir su servicio social, la doctora Yenisey Manso Sánchez está en medio del movimiento renovador; como ella misma reconoce:
“Mi colega y yo estrenaremos el puesto médico. Emprendieron una reparación general que incluirá la reforma del baño y la meseta. También nos proveerán de juegos de sala, cuarto y comedor para que tengamos mayor confort. Después de esta rehabilitación contaremos con una habitación para la citología y las condiciones para atender a los pacientes serán mejores”.
María Elena Brito, enfermera del Consejo hace 23 años, asegura que sus coterráneos aspiran a poseer una sala de fisioterapia y que extrañan la atención estomatológica que brindaban allí hasta que fue suspendida por el traslado del sillón hacia el municipio de Cabaiguán.
La “seño” especifica además: “Prestamos servicio de laboratorio, pues hacemos las extracciones una vez por semana y las trasladamos a la ciudad. Cada paciente que requiera cuidados a domicilio, también puede contar con nuestra ayuda”.
Diferentes empresas y organismos del territorio confluyeron en el empeño por sacar a Potrerillo de la morriña habitual, entre ellos Servicios, el grupo AzCuba, Transporte, el MICONS, Educación, Salud, la Alimentaria, Comunales, la Agricultura, la Empresa Eléctrica, Acueducto y otros.
Necesidades elementales como el abasto de agua y el transporte estuvieron incluidos en la lista de cambios: “De aquí solo salía una guagua hasta Cabaiguán a las seis de la mañana que regresa a las cinco de la tarde. Los lugareños solicitamos un extra para el horario del mediodía y así empezó a circular los lunes, miércoles y viernes por la ruta San Luis-Potrerillo-Cabaiguán.
“Por otra parte, persiste el problema del tanque donde almacenamos el agua potable, pues es metálico y al entrar en contacto con el líquido se oxida y atenta contra la calidad de lo que bebemos. No obstante, conseguimos instalar una turbina, eliminar los salideros y pretendemos que nos ayuden a resolver el asunto del depósito”, aclara el presidente del Consejo Popular.
MANTENER EL MILAGRO
Otras comunidades pertenecientes a Potrerillo se salpicaron con las acciones emprendidas, entre ellas La Yaya y El Saltadero; también San Luis sintió la reanimación. Sin embargo, el puente que comunica a este último batey con Potrerillo quedó sin arreglar y la reparación de los viales está por concluir.
En el propio San Luis cambió la imagen de la bodega, el consultorio del médico de la familia se reparó y la escuela presume techo nuevo, tras haber perdido el anterior en un tornado acontecido en agosto. Adalberto González, delegado de esa zona, alega que en un asentamiento cercano llamado Pedro Barba, donde habitan alrededor de 30 personas, “las condiciones del camino que lleva a Carrillo (Villa Clara) son pésimas, ni a caballo pueden salir de allí; pero por suerte ya se iniciaron las labores para mejorar esa situación. Además, existen quejas de que el pan llega cada tres días. Sin embargo, sí pintamos la tienda y seguimos como voceros de las preocupaciones para cuando exista la posibilidad real poder solucionarlas”.
Con esta iniciativa se han reanimado cerca de 100 comunidades y quedaron resueltos unos 500 planteamientos que han ocupado a la gente por muchos años. Además de Potrerillo, lugares como Sopimpa y Pojabo han sido beneficiados con las acciones constructivas.
En medio de todo el revuelo para dignificar la vida en comarcas tan intricadas resultan palpables los esfuerzos del Estado para minimizar los avatares que impone la distancia geográfica. La valía de tanto empeño no solo está en cuánto queda en manos de la gente para su propio beneficio, sino también en la manera en que se movilizan todos para gestar un bien común. Trabajo comunitario y disponibilidad de recursos hicieron el milagro, solo resta mantenerlo.