Pero resulta tan fina la línea entre la fortaleza y la vulnerabilidad de nuestra especie que una trombosis o coágulo sanguíneo formado en el interior de una vena puede llegar a complicarse hasta matarnos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad tromboembólica venosa, junto al infarto agudo del miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV) encabezan el ranking de mortalidad en el planeta.
Aun cuando la primera dolencia es la menos conocida, las estadísticas reconocen que ocasiona más muertes prevenibles en pacientes ingresados y que, cada año, cobra más vidas que otras tres juntas: el cáncer de mama y próstata, el sida y los accidentes de tránsito.
“Estamos en presencia de una trombosis cuando en una de las venas del cuerpo se ha formado un coágulo. La trombosis venosa profunda (TVP) es la más común y generalmente no provoca fallecimientos. Ahora, una complicación por TVP es mucho más peligrosa, pues se manifiesta el muy temido tromboembolismo pulmonar o los síntomas del síndrome posflebítico”, aclaró Salomé Pérez Pérez, especialista en Angiología y jefa de ese servicio en el Hospital General Universitario Camilo Cienfuegos, de Sancti Spíritus.
Los adultos de más de 60 años resultan propensos a sufrir este padecimiento, aunque puede afectar a personas de cualquier edad. Cuando ocurre el desplazamiento del coágulo por el torrente sanguíneo, tras su desprendimiento, este se clasifica como émbolo y en su recorrido puede vararse en los pulmones, el corazón, el cerebro u otras zonas; hecho que acarrearía graves daños o el peor de los desenlaces.
“Los factores de riesgo están casi siempre relacionados con la inmovilización, ya sea por causas clínicas o quirúrgicas: pacientes que pasan largos períodos de tiempo en cama, por ejemplo los que tienen bronconeumonía; también quienes llevan un yeso o están operados, sobre todo en el área abdominal, la pelvis y la cadera.
“La deshidratación, las várices, el uso de anticonceptivos orales u otro tipo de tratamiento hormonal devienen desencadenantes de la trombosis venosa. En las personas que padecen alguna coagulopatía o enfermedades de la sangre, el riesgo puede ser mayor”, especificó la también Máster en Enfermedades Infecciosas Agudas.
La bibliografía consultada reconoce como otras causales a la obesidad, el haber dado a luz en los últimos seis meses, el propio embarazo, el hábito de fumar, estar demasiado tiempo sentado o de pie, antecedentes familiares de formación de coágulos y el paso de un catéter o marcapaso a través de la vena ingle.
Manifestaciones y tratamiento
Ante el bloqueo del flujo sanguíneo, la TVP puede provocar cambios de color en la piel (enrojecimiento), calor al tacto de la parte dañada y dolor. Generalmente la trombosis se manifiesta a un lado del cuerpo; la enfermedad tromboembólica venosa afecta a las grandes venas del interior de la pierna y el muslo; aunque puede darse también en miembros superiores.
“Entre los síntomas principales está el edema o inflamación. Se trata de una hinchazón dura que no deja huella si presionamos con el dedo. Quien lo padece sufre de impotencia funcional por el dolor y además, puede presentar fiebre, intranquilidad, taquicardia y circulación colateral, que es cuando las venas que no eran visibles antes, ahora lo son”, especificó la doctora Salomé Pérez.
Informó también que con el examen físico es posible diagnosticar una TVP, sin embargo, existen otros métodos como la ecografía Doppler de las piernas y la flebografía, un estudio invasivo realizado con yodo. Estos últimos no se aplican en todos los casos, pues en su uso incide la condición del paciente.
Otros exámenes se hacen en el mundo para determinar si aumentó la probabilidad de coagulación de la sangre y revelar así este tipo de patología. Entre estas pruebas existen el conteo sanguíneo completo, anticuerpos antifosfolípidos, niveles de antitrombina III, resistencia a la proteína C activada y otros.
En Cuba, como en el resto del planeta, el especialista suministra al paciente medicamentos anticoagulantes para disolver la sangre. “Ese tipo de tratamiento es riesgoso, por eso en nuestro país existe un protocolo para que el paciente lo reciba ingresado, bajo supervisión médica.
“Recomendamos siempre reposo venoso y comenzamos la terapia con anticoagulantes endovenosos o por vía parenteral; luego sustituimos el medicamento por uno con las mismas funciones, pero que pueden tomarlo por la vía oral hasta que la persona lo asimile y reciba el alta. La heparina y warfarina resultan algunos fármacos empleados para contrarrestar esta afección. Un paciente con trombosis venosa profunda debe curarse con este tratamiento, pues complicaciones como el tromboembolismo pulmonar son las que casi siempre producen el fallecimiento”, aclaró la especialista.
Algunos textos especifican que los coágulos en el muslo tienen mayor tendencia a desprenderse, moverse a los pulmones hasta provocar la embolia pulmonar. En raras ocasiones los medicamentos no surten efectos en quienes padecen TVP. En esos casos se acude a la cirugía para colocar un filtro en la vena más grande del cuerpo para evitar que el coágulo viaje a los pulmones o extraerlo del lugar obstruido.
Forma de vida sana
La mayoría de las TVP desaparecen sin mayores consecuencias y hasta pueden pasar inadvertidas. Sin embargo, las personas que sufrieron de esta enfermedad deben tener en cuenta que puede reaparecer. Por ello es recomendable el uso de medias que compriman la zona para evitar nuevas coagulaciones. El síndrome posflebítico causa dolor e hinchazón en la pierna afectada; para ello el paciente debe seguir las instrucciones de su médico.
Es poco probable que una persona aparentemente sana sufra este tipo de dolencias; no obstante, hacer ejercicios físicos, eliminar el hábito de fumar, evitar los tratamientos hormonales, mover las piernas con frecuencia en la oficina, durante un viaje o en situaciones que demanden períodos de reposo prolongado, resultan medidas preventivas que ayudan a que la sangre fluya mejor.
Puede que nuestra armazón esté diseñada para soportar situaciones límites, pero pequeñas cosas nos demuestran a diario que no somos invulnerables. La forma de vida sana es más que una filosofía, una frase hecha o pura propaganda… es la única posibilidad de cuidarnos y subsistir que tenemos en nuestras manos.