Hace más de un año, la casa del holguinero Yismandry González Vargas, en el municipio de Banes, se derrumbó, por negligencia de las instituciones estatales que autorizaron su edificación, encima de un túnel, sin colegiar con los órganos de la defensa en el territorio. En el momento del hecho su hija pequeña y su esposa estaban en el lugar, pero no hubo que lamentar daños de vidas humanas.
Además de perder la vivienda que construyeron por esfuerzo propio, mes a mes y durante ocho años, el matrimonio debe continuar amortizando al banco el crédito que les concedieron para la construcción, con descuentos per cápita de 247 pesos.
El suceso, dice, motivó la visita de varios organismos, suponemos que de la localidad, y la pareja solicitó una entrevista con funcionarios del gobierno, los directores de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (Umiv), Vivienda y Planificación Física.
Como resultado derivó el acuerdo de entregarles “una casa a construir en el área que ocupaba la de visitas del desaparecido Ministerio del Azúcar, lo cual se cumpliría en el segundo semestre del 2014”, lo cual aceptó, “pues soy vicedirector administrativo del policlínico César Fornet Frutos y conozco la situación habitacional, pero no me gustan la mentira y el engaño”, comenta.
El año terminó sin respuesta y parece que en compensación por la espera, a esta familia holguinera le dieron la opción de cuidar una casona de más de un siglo declarada inhabitable. Al pasar los meses, sin que se acometieran acciones constructivas ni haber nuevos pronunciamientos, decidieron entregar la llave del inmueble.
En su angustia Yismandry envió cartas a varios organismos nacionales y a inicios de julio lo citaron a la sede del gobierno, donde el vicepresidente que atiende construcciones y el director de Vivienda reconocieron la obligatoriedad de entregarle una casa por las violaciones cometidas. Le dijeron que solicitarían a las instancias provinciales su inclusión en un plan de inversiones futuro, y que, aunque tiene razón, no hay solución inmediata para su caso.
Le han sugerido presentar una demanda en los tribunales porque se transgredieron procedimientos legales, pero “es casi imposible pues no he logrado un abogado capaz de asumir el reto”, subraya.
Con sentimientos encontrados difíciles de describir y sin saber a quién más dirigirse, Yismandry confiesa que se siente indefenso y ve su última esperanza en la tramitación para esta sección.