Al arribar al septuagésimo aniversario de la fundación de la Federación Sindical Mundial (FSM), George Mavrikos, su secretario general, respondió vía correo electrónico algunas preguntas a Trabajadores.
Nacida en octubre de 1945, y en muy diversas coyunturas, la FSM ha defendido los derechos y reivindicaciones del proletariado mundial. ¿Considera que los principios y objetivos que le dieron vida se mantienen hoy?
La FSM fue creada por la necesidad de los trabajadores y sus organizaciones obreras de tener un movimiento sindical internacional democrático, clasista e independiente que fortaleciera la solidaridad proletaria y coordinara las acciones contra los monopolios y el imperialismo.
Su fundación respondió a la exigencia de fundar una central sindical internacional más eficaz y fuerte en la lucha por la eliminación de la explotación del hombre por el hombre, por los derechos de los trabajadores a mejores salarios, por la reducción de la jornada laboral y por el acceso a la seguridad social pública, a la igualdad salarial de hombres y mujeres y a la protección de los que no tienen trabajo.
Junto a esas reivindicaciones marchó el combate al colonialismo, al neocolonialismo y a las intervenciones imperialistas, así como el reclamo por el desarme mundial y por un sistema económico internacional más justo.
Desde su constitución, tras la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial, la FSM desempeñó un importante papel en el fortalecimiento del movimiento sindical clasista en cada país, en la solidaridad proletaria internacional y en la defensa de los genuinos intereses de la clase obrera.
Al respecto, deseo expresar mi agradecimiento al movimiento sindical cubano, que con el liderazgo del Capitán de la Clase Obrera, Lázaro Peña, tuvo una destacada participación en la fundación de la FSM y su posterior desarrollo. Hoy estamos convencidos de la necesidad de esta organización para los trabajadores del mundo, no solo por la vigencia de sus principios fundacionales, sino también por la intensidad de los conflictos interimperialistas y el bárbaro ataque contra los derechos laborales y sindicales que tienen lugar en el contexto de la crisis capitalista actual.
¿Qué factores determinan que la FSM mantenga esa combatividad y prestigio ante el movimiento sindical clasista y las organizaciones obreras internacionales?
La FSM mantiene e intensifica su combatividad y prestigio con su dinámica presencia en cualquier lugar, país o región, para que ningún trabajador se sienta solo en el enfrentamiento a la burguesía y los gobiernos capitalistas.
Por eso es importante que se analicen correctamente los acontecimientos internacionales a nivel económico y político, que se evalúen las causas y se formulen demandas, no con base en la estrategia del capital, sino en las necesidades de los trabajadores y los sectores populares.
Para defender los derechos de la clase obrera se requiere además fortalecer la solidaridad internacionalista, el accionar común y la unidad entre el discurso y la acción de las organizaciones sindicales clasistas a nivel mundial. El internacionalismo proletario es hoy nuestra principal arma y una herramienta básica.
¿Cómo valora el desempeño de la FSM en América Latina y el Caribe y sus relaciones con las organizaciones sindicales del continente?
Los dirigentes de las organizaciones afiliadas a la FSM han estado en pequeñas y grandes batallas en la región, en huelgas y manifestaciones contra la penalización de las luchas sindicales y algunos han sido perseguidos por defender los derechos democráticos, sindicales y laborales. Es por ello que afirmamos que a través de los años ese accionar ha sido histórico y heroico.
Durante todo este tiempo ha realizado pronunciamientos, campañas, movilizaciones y acciones internacionales de solidaridad con la Revolución cubana, contra del bloqueo económico de Estados Unidos a la isla, en defensa del derecho del pueblo cubano a su autodeterminación, y en apoyo a la liberación de sus Cinco Héroes antiterroristas. Pueblos latinoamericanos como Nicaragua, Chile, Panamá, Venezuela y otros en la región también han sido objeto de la solidaridad de la FSM.
En cada momento los miembros de la FSM han dado muestras de su decidida participación en respaldo a quienes enfrentan la ofensiva del gran capital.
Después del derrumbe del socialismo en los países europeos y el golpe que esto significó para la FSM, las centrales sindicales de América Latina, y especialmente la CTC, desempeñaron un importantísimo papel para que la organización proletaria mundial se mantuviera viva y pujante.
El XV Congreso de la FSM, realizado en Cuba en el año 2005, fue trascendental, pues con la acción y el esfuerzo colectivos, retomamos el curso ascendente en la reconstrucción y fortalecimiento de nuestras fuerzas, en presencia y acción.
La labor de la oficina regional de la FSM para América Latina y el Caribe, encabezada por el compañero Ramón Cardona, cuenta con el apoyo constante de la CTC y eso ha sido decisivo.
En mi condición de secretario general he mantenido una estrecha colaboración con dirigentes de la CTC, como los compañeros Pedro Ross Leal, Salvador Valdés Mesa y Ulises Guilarte De Nacimiento. Aprovecho esta oportunidad en Trabajadores para expresar mi respeto y aprecio por la clase obrera de Cuba y la CTC.
Cumplidos los 70 años de fundación, ¿qué nuevos desafíos y obligaciones esperan a la FSM?
Nuestra lucha será larga y difícil, pero será victoriosa, porque el capitalismo se ha vuelto más agre- sivo y bárbaro contra los pueblos y los trabajadores. Las contradicciones interimperialistas crean nuevos conflictos bélicos, así como oleadas de inmigrantes y refugiados a quienes las transnacionales disminuyen sus derechos laborales.
El capitalismo, como sistema, solo puede ofrecer a los trabajadores y a los sectores populares pobreza, desempleo, empeoramiento de la salud y educación públicas, de la seguridad social y de las estructuras de bienestar.
La FSM tiene la tarea de asumir al movimiento sindical clasista y luchar al lado de la clase obrera para reivindicar sus derechos a nivel internacional, crear condiciones para el fortalecimiento de la alianza social con los sectores populares, y trabajar por la ampliación de la solidaridad internacionalista.
Para ello hacemos un llamado a la unidad de acción a todas las organizaciones para enfrentar al imperialismo y la explotación capitalista. En ese escenario, las nuevas generaciones, las mujeres, la intelectualidad progresista y los amantes de la paz y de la justicia social tienen un importante papel al lado de la clase obrera.