La caída de la selección femenina cubana de voleibol se agranda por estos días. En una temporada con resultados discretos (y hasta malos) en todas las lides a las cuales se había asistido, categorías inferiores incluidas, ahora ha llegado la estocada final: la ruta olímpica finalizó en los primeros kilómetros.
El Torneo de NORCECA con sede en Michoacán, México, ofrecía cuatro plazas para el preolímpico regional de enero próximo, y han sido alcanzadas por Estados Unidos, República Dominicana, Canadá y Puerto Rico. Las cubanas disputarán el quinto escaño contra las mexicanas este viernes. Nada más.
Otra vez nuestro elenco femenino queda fuera del certamen bajo los cinco aros (antes en Londres 2012), pero ahora con la mayor antelación que podíamos imaginar: ni siquiera lidiará en alguna de las justas que repartirán boletos tras la Copa del Mundo de Japón, cita en la cual los resultados de las nuestras fueron muy leves.
Algunos podrían afirmar que sin Melissa Vargas en la formación (lesionada) las opciones de victoria son escasas para Cuba, pero ahí está precisamente el problema. La melissadependencia no evidencia otra cosa que las calamidades actuales de un conjunto que no encuentra el camino del crecimiento.
El colectivo técnico que dirige Roberto García ha laborado intensamente en los últimos meses, ha buscado opciones para erradicar problemas técnicos y de actitud muy arraigados en el actual grupo de jugadoras, pero el despegue en el rendimiento colectivo no acaba de cristalizar.
Algunas jugadoras exhiben, por momentos, chispazos de calidad, pero no la mantienen, ni siquiera en este final de temporada cuando tienen a su favor decenas de partidos internacionales. Otras muchachas no rinden casi nunca y parece obvio que se deba prescindir de sus servicios en algún momento cercano.
Poco antes de morir, el profesor Eugenio George «dibujó» un proyecto para el rescate de nuestra selección femenina de voleibol. Habló de crear un grupo que desde la categoría cadetes fuera creciendo con mentalidad ganadora, unidad de objetivos, rectitud técnica, táctica y disciplinaria.
Se trataba, quizás, de renunciar a grandes resultados por un tiempo más, para luego cosechar en grande, como antes, como tanto soñamos volver a vivir.
Sin embargo, noto que no vamos por ese camino, que perder sigue siendo algo natural, cada vez más, y eso cala peligrosamente en las nuevas generaciones.
Ojalá que Melissa se recupere totalmente en breve tiempo, para que vuelva a tirar de su maltrecho elenco. Pero esa no es la solución. Recordemos que nuestras generaciones de oro tuvieron siempre detrás de las bujías inspiradoras (Mamita, Mireya, Magalys Carvajal, Regla Torres, Yumilka…) a muchas mujeres capaces de guiar el barco a puerto seguro.