Naciones Unidas.- La presidenta brasileña Dilma Rousseff abrió hoy la jornada de debates de la de la Asamblea de la ONU con un discurso en el que reiteró su respaldo a la recomposición de relaciones entre Cuba y Estados Unidos iniciada en diciembre del año pasado y afirmó que los países de América Latina se «congratulan con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos que pone fin a un contencioso derivado de la guerra fría”.
Esperamos, dijo, que ese proceso se complete con el fin del embargo que pesa sobre Cuba».
La mandataria solicitó también una ampliación del Consejo de Seguridad tanto en la categoría de miembros permanentes como en la de no permanentes, una decisión que no puede «aplazarse siempre».
«Si queremos dar a la ONU el papel crucial que le corresponde será esencial una reforma amplia de sus estructuras», expresó la mandataria latinoamericana, hasta conseguir «una organización capaz de promover paz sostenible y actuar rapidez y eficacia» y llamó la atención sobre la necesidad de cambiar el el núcleo de miembros permanentes (formado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) que no ha cambiado en los 70 años de historia del organismo.
Los cinco países no representan a las nuevas potencias, como es el caso de Brasil, y mantienen el derecho a veto que obstaculiza la resolución de algunos conflictos, por lo que Rousseff consideró que, pese al éxito en el ámbito humanitario y medioambiental, la ONU «no ha logrado los mismos éxitos en lo que se refiere a la seguridad colectiva».
La mayoría de los estados miembros no quiere que esta decisión se aplace para siempre. Esperamos que este periodo de sesiones que empieza hoy sea un giro en esta trayectoria y que lleve a resultados concretos en este proceso largo sin concluir de reformar la organización», añadió.
Sobre las crisis internas de su país, aseguró que, si bien los esfuerzos para que las crisis mundial de 2008 repercutiera a la población «ha llegado a su límite debido a cuestiones fiscales internas y relativas a la situación externa».
«La economía brasileña es hoy más fuerte, más sólida y resistente que hace algunos años. Estamos en condiciones de superar las dificultades actuales. Asimismo, aseguró que Brasil «no tolera la corrupción» y que los brasileños quieren «un país en el que la ley sea el límite».
con información de EFE