El joven artista de la plástica Erick Varela Ravelo (La Habana, 1971) exhibirá próximamente parte de su obra reciente en la galería Misrachi, de México, fundada en el año 1933, una de las salas más prestigiosas del Distrito Federal.
Para la muestra, el también director artístico y general del proyecto Enmarcarte llevará unos diez cuadros de mediano formato en los que evidencia su interés por la experimentación plástica a través de un estilo que transita entre la abstracción y la figuración para dejar huellas de sus interpretaciones en torno al hombre y al mundo contemporáneo. Su obra se caracteriza, en primer lugar, por las formas rectilíneas —geométricas— y los colores fuertes y planos, interrelación que acentúa el efecto puramente óptico del arte abstracto, para establecer puntos de contacto con determinadas zonas de sus composiciones en las que existe un marcado interés por la figuración abstraccionista.
Este artífice pone a consideración del espectador mexicano un conjunto de piezas en las que igualmente sobresale su desenfadada y mística incursión en el arte de pintar. Al hacerlo, emprende una lúdica aventura por un mundo desconocido, como en su tiempo lo hiciera el célebre maestro estadounidense de origen letón Mark Rothko (Letonia, 1903-Nueva York, 1970), quien precisó que tal experiencia solo puede ser asumida “por aquellos dispuestos a correr los riesgos”. Desde que comenzó a pintar, Erick corre esos riesgos.
Inicialmente él apostó por un fuerte abstraccionismo, en el que lo más importante y únicamente expresivo era el color, impulso primario que ha ido derivando hacia discursos más atrevidos, abstracto-figurativos, que intentan explicar o redefinir objetos, sentimientos y emociones percibidos por él para posteriormente ofrecer en sus creaciones una realidad concordante con su visión de la realidad.
Sus cuadros deben de asumirse, en última instancia, como divertimentos que ponen en funcionamiento la mirada, los ojos y el cerebro del espectador, al cual finalmente corresponde crear una imagen mental sin asideros físicos ni corpóreos.