En la justa mitad de la serie, hay una conexión que comienza a extrañarse más de la cuenta: los jonrones; en tanto los conocidos Alazanes de Granma siguen sueltos y con aspiraciones reales de mejorar su tercer lugar histórico. La nota más negativa es que ya tres conjuntos: Artemisa, Mayabeque y Camagüey parecen quedar para hacer daño, porque los sueños de clasificar a la siguiente ronda se van como los aguaceros de estas últimas jornadas.
El batazo más espectacular de la pelota presenta hoy una de las más bajas cifras de las últimas campañas: 188 en 169 desafíos —no obstante, ligeramente superior a la pasada edición—; sin embargo, el promedio es de poco más de un cuadrangular por partido. ¿Hemos perdido bateadores de fuerza? ¿Están tan dominantes nuestros lanzadores? ¿Problemas con la pelota?
Más allá de especulaciones, dos verdades se adelantan. Nos faltan esos bateadores clásicos que de pararse en el home intimidan y los pítchers se cuidan hoy más, al menos de esos envíos del medio hacia dentro, preferidos para desaparecer las esféricas.
En cuanto a los muchachos que dirige el respetado Carlos Martí —primeros en la tabla de posiciones junto a Ciego de Ávila—, su mayor fortaleza vuelve a estar, sin duda, en el cajón de bateo, con una tanda que mete miedo a cualquier lanzador y en la que sobresalen hombres como Adrián Moreno (317), Guillermo Avilés (378), Yordanis Samón (329), Carlos Benítez (310), Luis Alberto Ferrales (310) y Osvaldo Abreu (310), por solo mencionar algunos.
Es cierto que Roel Santos (253) no ha estado a la altura de su calidad en cuanto a la ofensiva, pero sigue cumpliendo bien las funciones de hombre proa y ha comenzado a robar más bases (7 en 10 intentos). De Avilés, solo reiterar que es uno de los talentos de más potencialidad en nuestro béisbol y solo queda demostrarlo cuando le den una oportunidad internacional.
A eso habría que sumar un pitcheo que ha tenido en el joven Yanier González (abridor) y el relevista Juan Ramón Olivera a sus mejores cartas de triunfo con tres sonrisas per cápita, mientras el reincorporado Leandro Martínez parece haber regresado con buenos bríos y ya suma dos éxitos, al tiempo que Lázaro Blanco y Alberto Soto cada vez deben aportar más a un staff, que sin ser de primera línea, resuelve la mayoría de los problemas para ganar.
La afición que ha colmado esta temporada el estadio Mártires de Barbados, en Bayamo, ha salido más que complacida, pues a diferencia de otras campañas, el balance como anfitriones es el mejor de la Serie (10 victorias y un solo revés), lo cual puede resultar un elemento imprescindible para soñar en grande, tras los cuartos puestos de la 54, 51 y 50 ediciones, con casi el mismo grupo de jugadores.
Tan bueno ha sido el arranque de los Alazanes, que ni siquiera se ha sentido la ausencia de Alfredo Despaigne —debe reincorporarse para la segunda etapa de la Serie—, en tanto su única asignatura reprochable sigue siendo la defensa (977), un punto más que el promedio de la Serie, pero que no deja de ser bajo para un béisbol en el que lo aceptable sería sobre los 980. Como nota distintiva en este aspecto tienen el único triple play, conseguido frente a Las Tunas el pasado 9 de septiembre.
Habrá que esperar el galopar de estos Alazanes en los poco más de 20 partidos que restan, pero que estarán entre los ocho de la siguiente ronda es casi un hecho, sobre todo porque el nivel competitivo de la serie no le ofrecerá grandes obstáculos.