Ante de miles de cubanos congregados en la Plaza de la Revolución y con la presencia del Presidente cubano Raúl Castro Ruz y la mandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner, el Papa Francisco aseguró durante la Santa Misa que el pueblo cubano sabe estar con los brazos abiertos, “marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza”.
“Hoy los invito a que cuiden esa vocación, a que cuiden estos dones que Dios les ha regalado, pero especialmente quiero invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”, subrayó.
Su Santidad señaló que la historia de la humanidad ha estado marcada por el modo de responder la interrogante de “¿Quién es el más importante? Una pregunta que nos acompañará toda la vida y en las distintas etapas seremos desafiados a responderla. No podemos escapar a esta pregunta, está grabada en el corazón”.
He ahí la gran paradoja de Jesús —dijo—. Los discípulos discutían quien ocuparía el lugar más importante, quién sería el seleccionado como el privilegiado, quién estaría exceptuado de la ley común, de la norma general para destacarse en un afán de superioridad sobre los demás. Quién escalaría más pronto para ocupar los cargos que darían ciertas ventajas.
Y más adelante afirma que Jesús les trastoca su lógica diciéndoles sencillamente que la vida auténtica se vive en el compromiso concreto con el prójimo.
La invitación al servicio posee una peculiaridad a la que debemos estar atentos.
«Servir significa en gran parte, cuidar la fragilidad. Cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Son los rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar. Amor que se plasma en acciones y decisiones. Amor que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar».
Manifestó que todos estamos llamados por vocación cristiana al servicio que sirve y a ayudarnos mutuamente a no caer en las tentaciones del “servicio que se sirve”. Todos estamos invitados, estimulados por Jesús, a hacernos cargo los unos de los otros por amor.
Un silencio meditativo se produjo luego de sus palabras.