¿Por qué tantas personas no apagan su celular antes de entrar a una sala de teatro? Parecería obvia la prohibición de usar esos dispositivos durante los conciertos y funciones. La mayoría de las veces incluso se explicita antes del comienzo de la presentación. Y no basta con ponerlos en vibrador, porque a no pocos espectadores les da por contestar las llamadas, o insisten en salir del teatro para hacerlo, con toda la incomodidad que implica ese acto para el resto del auditorio y para los artistas sobre el escenario.
Pero si solo fueran los teléfonos. Últimamente hemos sido testigos del incremento de prácticas que hace algunos años eran aisladas. Ahora es normal que la gente entre a una función de ballet con paquetes de galletas y otras chucherías, que abran y manipulen el envoltorio en plena función, que coman, que dejen los restos del “picnic” al pie del asiento…
Se advierte que no está permitido el uso de cámaras fotográficas o de video, salvo expresa autorización, y cuando menos se espera se enciende un flash que rompe el efecto de la puesta, que puede desconcentrar al artista o al público. En plena representación se conversa como si se estuviera en un parque público.
Y no hablamos del comentario puntual, comedido, sino de conversaciones completas. Hasta el punto de que otros espectadores se sienten obligados a mandar a callar y al hacerlo también hacen ruido.
Hay quienes llevan niños muy pequeños a las funciones, y son incapaces de lidiar con las naturales reacciones de estos. Si un bebé comienza a llorar en medio de un concierto (habría que preguntarse qué hace un bebé en un concierto, pero no nos pongamos demasiado estrictos), la lógica más elemental dicta que la madre o el padre deben salir inmediatamente de la sala. Pero algunos, y esto ya es demasiado, intentan calmarlos sin moverse del asiento. Y si los infantes son más grandes, hasta se permiten regañarlos.
Falta disciplina, educación, sentido común, cultura. Y falta también rigor por parte de las administraciones de los teatros, que suelen ser demasiado permisivas ante estos hechos. Las regulaciones existen, pero se violan con absoluta impunidad. ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?
Es practica comun en muchos paises que se compren palomitas de maiz y refrescos al ir al cine, no bebidas alcoholicas !!. los empleados tienen que limpiar el teatro entre funciones. Lo del celular es pura falta de respeto y consideracion; algo asi como contar la pelicula antes de que termine….falta de educacion y respeto al projimo.
Yuris, muy de acuerdo contigo, primeramente te digo sin que me quede nada por dentro no estoy en desacuerdo en que un matrimonio salga con sus hijos a compartir, pero que en nuestro pais no hay disciplina, ni cultura sumandole a esto qu e no es solo educar para nosotros sino para la sociedad y cada dia a dia, lo otro es los bebe sino se tiene con quien dejar me parece absurdo que ha tan altas horas de la noche esten fuera de su medio porque ellos aun no saben ni hablar y expresar que sienten si es frio, calor, hambre o sed, los pequeños que aun ya tienden ha tener un mejor comportamiento soy participe de que deben de estar bien educados para 3 o 4 horas de funcion en los teatros, pero ¿QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GATO? NO SOLO ESO SINO ENCIMA LOS PADRES CUANDO ELLOS SE SIENTEN ACORRALADO POR LAS TANTAS HORAS, LOS MALTRATAN Y PREPARATE PARA CUANDO LLEGAN A CASA, DE LAS CHUCHERIA NO ES QUE SE LAS COMAN SINO QUE COMO TE DIJE ANTERIORMENTE LA EDUCACION EN NUESTRO PAIS Y CULTURA SOMOS MUY POCOS LOS QUE LAS TENEMOS CADA COSA TIENE SU MOMENTO Y LUGAR, LOS NIÑOS/AS NO SE MALTRATAN, LOS CEULARES EN VIBRADOR Y MOLESTA YA QUE ES CIERTO DEBEN DE CONTESTAR POR SI ES ALGO URGENTE Y ENTONCES MOLESTAN AL SALIR DE LA SALA, CREO DEBEMOS DE LLAMARNOS A CONCIENCIA Y TRATAR DE QUE LA DISCIPLINA SE IMPONGA Y SE CUMPLAN LAS NORMAS COMO ERAN EN MIS TIEMPOS.
Eso lo sabemos todos los que fuimos educados hace muchos años y fue trasmitido de padres a hijos, hoy esa educacion se perdio hace tambien muchos años, lo primero hay que enseñar el respeto a los demas, hoy no existe pues se viola la privacidad, el derecho a expresarse, los niños ven y escuchan horrores, podias enseñarles cuando ibas al cine como comportarse, como comportarse en un restaurante,si llegaba visita, todos esos valores no existen porque hay una generacion nueva la cual sus padres no tuvo la oportunidad de saber como se debe comportar en esos lugares ya son mayores y la vida que han llevado no les dio tiempo ni para corregirles sus expresiones,es sabido que los medios televisivos no han servido de nada, en las escuelas todos los padres que tienen hijos que asisten a la primaria revisen sus libretas y se encontraran que hay maestros que no saben ni hablar correctamente y al dirigirse a los alumnos es una sarta de expresiones y gestos que te deja loco, y eso es lo que aprenden nuestros hijo hoy, enseñar con el ejemplo y lo que vemos a diario horripila y mete miedo de verdad, como decia el ratoncito Perez, pero que es la pura verdad.
Es muy simple…las personas no pueden prescindir de las nuevas tecnologias!!
Es muy cierto lo que dice el periodista, pero el asunto va màs allà de no apagarlo a la entrada del teatro.
Practicamente no nos miramos a la cara cuando tenemos delante un celular, suene o no suene..se ha perdido la comunicaciòn entre las personas, la gente ya no se mira a la cara, no se atiende la conversaciòn del otro, en fin…no estoy en contra de las nuevas tecnologias, pero a veces se abusa de ellas.
Es bien incomodo realmente entrar a una consulta del mèdico y estudiantes y cada 5 segundos està sonando un celular diferente, con sonido-mùsica diferente.
Podrà algùn medico concentrarse oyendo tantos sonidos diferentes?
Cuantos adcidentes no han ocurrido por eel uso del movil cuando no debe ser usado??
Ahi se los dejo de tarea, porque realmente es para ponerse a meditar!!
Y porque dejan entrar a las personas con comida al teatro, por que permiten a vendedores de chucherias a la entrada de los teatros. Por que las administraciones son tan permisivas.
Me parece, y no quisiera exagerar, pero esas molestias, muy evitables, que producen los celulares o sus a veces mal educados usufructuarios en cualquier espacio público donde se supone y se espera que no ocurran, es un mal que se ha entronizado en Cuba y en cualquier otro “oscuro rincón” del mundo, y la culpa hay que echárselas a los “conectojólicos”, esos humanos obsesos de las tecnologías, que han llegado a no poder vivir ni un solo segundo de sus vidas, hasta a la hora de dormir, sin estar en contacto con sus “contactos” para informarles o conocer al momento, hasta con fotos y detalles, de todo lo que les ocurre, así sea el cumplimentar de una elemental y mal oliente necesidad fisiológica.
La tecnología, tal como facilita una cosa, también puede ser usada para no facilitar eso mismo. Ya existen y son usados medios que bloquean las señales que parten o llegan a los celulares y otros aparatos parecidos. ¿Qué son caros? Sí, son caros tal vez, pero bien vale la inversión,
No basta desde hace mucho que se coloquen avisos de que no se permite el uso de celulares, y no es porque muchos no sepan leer, es que los que los leen, si los leen, hacen caso omiso a la advertencia. Y existen, los que sin intenciones de ser molestos, olvidan apagarlos del todo y no ponerlos en “vibración”.
Lo de los “flaches” en plena función… Las conversaciones y comentarios a media voz o en voz alta… Los que les entra ganas de ir al servicio sanitario y molestan a toda una fila de atentos espectadores… Los que se marchan antes de tiempo, siempre que no sea porque la presentación es un puro “clavo”, algo que está más que justificado… ¿Cómo resolverlo? Habrá que pedirle ayuda a Mandraque “El Mago” si estuviera disponible.
Y lo de los niños que dan sus llantenes y perretas en medio de una presentación artística que requiere de absoluto silencio y plena atención, cuando no debían estar presentes, y aunque sus padres aleguen que están en su pleno derecho de llevarlos a donde les dé la gana, no creo que sea algo difícil de resolver. Póngase bravo el que quiera ponerse bravo, proteste el que quiera protestar, pero no se les pueden quitar las pilas para que permanezcan tranquilos, por lo que mantenerlos fuera, tiene que ser la solución.
Sencillamente esto se debe porque no tenemos educación, no solo se ve este fenómeno en las salas de teatro o cualquier espéctaculo, si usted va a una reunión verá que las personas no apagan sus celulares y en plena asamblea o reunión, allá va eso a sonar, y esto es válido tanto para el que da la reunión, como para los que asisten a ella. Esto sin contar que hasta en las escuelas los estudiantes llevan sus teléfonos y en plena clase entra una llamada o los estudiantes se ponen a pasar un sms, en conclusión la educación y las buenas costumbres en este sentido, están en el piso.
¿Y qué hay de los conciertos donde algunos asistentes llegan con bolletas de ron o latas de cerveza? Creo que la autorregulación, base de la llamada educación formal, es necesaria y se educa, pero mientras llega (o regresa), corresponde imponer la disciplina a las autoridades competentes, entiéndase directivos y trabajadores de los teatros, salas de concierto… Como mismo prohiben entrar en short y camisetas a muchos lugares, igual pueden ser más rigurosos con la disciplina en los espectáculos culturales.
Yuris Nórido, en muchos teatros y cines del mundo se comen galletas y otras chucherías, se abren y manipulan envoltorios en plena función, es una práctica normal.
pero si hasta en la television en vivo le ha sonado un celular al presentador, donde se ha visto eso? fue en telerebelde