Desde la provincia de Guantánamo escribe Víctor Manuel Méndez Torres con una duda peculiar. Su colectivo, los trabajadores del hospital psiquiátrico Luis Ramírez López, plantearon en asamblea sindical su interés porque se exponga en el comedor obrero una muestra de los alimentos que consumirán, para comparar los gramajes aprobados con lo servido.
Esta es una vieja aspiración de la administración y el sindicato, representado por su persona como secretario del buró, pero no encuentran ninguna resolución o indicación que avale extraer productos de más del almacén, a fin de exhibir una ración de comida que no se consumirá. Además, temen que las visitas de los especialistas “de dietética o higiene” lo tomen como una violación. “Sabemos que algunos centros lo hacen mediante un arreglo interno y dirigentes sindicales de muchos años de experiencia plantean que en un momento sí existió un documento respaldando esta acción”, señala.
Han reflexionado que el convenio colectivo de trabajo podría contribuir a implementar tal acuerdo, pero en él solo se plasma lo establecido y no los deseos sin un argumento fundamentado, expresa. Lo cierto es que una práctica que hemos visto por décadas en centros laborales de todo el país ahora genera inconformidades en un colectivo. Nos sumamos a sus dudas de cómo justificar el gramaje de un alimento que no es consumido