Icono del sitio Trabajadores

Vacuna contra extinciones

Cuando en el año 2011 los Lineamientos del Partido anunciaron que las  empresas estatales que fueran irrentables de manera sostenida entrarían  en un proceso de liquidación y que el  subsidio por pérdidas desaparecería,  a todos nos pareció correcto como  principio, apropiado desde el punto de  vista económico,  socialmente justo y de sobra justificado.

Pero como decía aquella canción “no es lo mismo llamar al demonio que verlo llegar”. Y resulta que ya esa decisión comenzó a aplicarse, en un proceso que no por excepcional —24 no hacen porcentaje en un horizonte de alrededor de 3 mil empresas—  deja de ser menos complejo y de algún  modo, traumático.

Más allá de las implicaciones económicas y humanas del cierre de una  empresa, a lo cual el movimiento sindical tiene que dar un seguimiento al  detalle, de manera que se cumplan  todos los procedimientos laborales  previstos para la menor afectación  posible a los trabajadores, la gran lección sería cómo evitar llegar a esa situación y de qué modo impedir que el  daño se reproduzca.

¿Están creadas las condiciones óptimas para que la empresa estatal socialista pueda cumplir su cometido de producir, vender y tener utilidades, y poderse mantener como la estructura fundamental de nuestra base productiva?

Hay quienes sostienen que sí. El perfeccionamiento del modelo económico en los últimos años trajo consigo modificaciones que favorecen la  gestión empresarial, entre las cuales sobresalen la ampliación y flexibilidad de los objetos sociales, la  definición del encargo estatal y las  facultades para comercializar los  excedentes productivos, la mayor autonomía para organizar los salarios  y su vinculación con los resultados,  así como nuevas relaciones financieras, incluida la cesión de fondos que  antes aportaban al Presupuesto del  Estado y ahora conservan para poder  operar.

Sin embargo, todavía al cierre del primer semestre del 2015 fueron 72 las empresas irrentables, tres más que las previstas para el período y una cifra  muy superior a las seis que autoriza la Ley del Presupuesto para este año.

Entonces, no parece ser que aún las transformaciones hechas sean una total garantía para el éxito empresarial.  Es cierto también que hay problemas  acumulados de mucho tiempo, incluso  estructurales, sobre todo en algunos  sectores económicos que concentran  las mayores dificultades históricas,  como la Agricultura, el Azúcar o la  Construcción. Menos entendibles resultan las pérdidas, por ejemplo, en  entidades de Turismo, rama emergente con un mercado seguro, donde define la calidad del servicio.

Eso podría indicar que todavía son imprescindibles quizás otros pasos, incluidos aquellos que propicien mayor diversificación de ofertas, menos actividades monopólicas,  más competencia empresarial verdadera.

No obstante, es evidente que no basta solo con medidas técnicas y organizativas, aunque estas sean esenciales para articular un marco regulatorio moderno y eficaz. Hay un  componente subjetivo que empieza  cada vez a pesar más: las destrezas  y los conocimientos específicos que  necesita el empresariado cubano, la aplicación de métodos y estilos de gerencia más avanzados, la exigencia y control que ejerzan las juntas de gobierno, la participación efectiva y no formal de los trabajadores en la gestión económica de su colectivo, serán  a la postre decisivos.

Al movimiento sindical también le corresponde desempeñar un mayor protagonismo, desde la discusión de las cifras preliminares de los planes económicos, hasta la preparación rigurosa de sus dirigentes en la base  para asumir la representación de sus  afiliados en cualquier decisión en relación con el empleo y los salarios.

Velar porque exista mayor rigor administrativo en la evaluación de las empresas con pérdidas, o estar al tanto de la disciplina informativa de los  indicadores económicos y saber hacer  su propio análisis, son contribuciones  primordiales que puede y debe hacer  el sindicato, entre otras muchas posibles vacunas preventivas contra pérdidas y extinciones empresariales.

Compartir...
Salir de la versión móvil