Total razón tuvo la denuncia de la tunera Miriela Queralta Martínez y su esposo, que divulgamos en junio con el título: Si pagamos nuestros pasajes ¿dónde están los asientos?, referida a varios contratiempos que enfrentaron en un viaje en el tren Santiago de Cuba–La Habana y en el retorno del mismo. Así lo confirma en su respuesta Arturo Prieto Gómez, director comercial de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC).
La comisión creada para investigar los hechos, expone, determinó que los asientos que correspondían a la pareja en su provincia, estaban ocupados por otras personas, debido a una venta indebida en Cacocum. Esto provocó su incorrecta ubicación en el vagón 9 del tren 12, que cubría su ruta entre el 11 y el 12 de mayo último.
En el viaje de regreso se evidenció que las ferromozas de los coches 2, 4 y 5 del tren 11 —que se dirigía desde La Habana hacia Santiago de Cuba durante los días 16 y 17 del propio mes— mantuvieron falsamente reservadas esas capacidades y por tanto sin reportar. Aunque no se encontró un vínculo definido entre la acción con el cobro a los pasajeros, queda claro que ese era el objetivo, comenta el funcionario.
Obtener un boletín, explica, para un tramo más corto que la necesidad del destino final y permanecer a bordo a sabiendas de que no hay modo legal de pagarlo, es una indisciplina que afecta la organización y crea un ambiente propicio para el tipo de corrupción denunciado por la lectora Miriela.
Sin embargo, alerta Prieto Gómez, que en muchas ocasiones son los propios pasajeros quienes ofrecen dádivas para continuar el viaje.
En cada una de las violaciones se determinó el infractor y a todos les aplicaron medidas disciplinarias. La ferromoza del tren 12 que atendió a quienes se quejaron fue amonestada públicamente por no ubicarlos en los asientos que les correspondían; mientras que a las de los coches 2, 4 y 5 del tren 11 y a la expendedora de boletines de la estación de Cacocum se les trasladó temporalmente (por un año) a plazas de menor remuneración, calificación o condiciones laborales distintas, con derecho a reintegrarse a su antiguo puesto.
El funcionario reconoce que la denuncia permanente y oportuna de sucesos como estos, así como el control y la acción enérgica pueden cortar su proliferación. No obstante, la UFC trabaja con sus tripulaciones para que hechos similares no sigan ocurriendo.