Mariana: gloria de mujer

Mariana: gloria de mujer

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En torno a la vida de Mariana aún queda mucho por investigar, asegura el periodista e historiador Joel Mourlot Mercaderes. Foto: Betty Beatón Ruiz
En torno a la vida de Mariana aún queda mucho por investigar, asegura el periodista e historiador Joel Mourlot Mercaderes. Foto: Betty Beatón Ruiz

 

Por Betty Beatón Ruiz y Juanita Perdomo 

Las conmemoraciones siempre  avivan  las remembranzas y este 2015, año  en el que Cuba recuerda el bicentenario del natalicio de Mariana Grajales Cuello, su figura se torna recurrente.

Apreciarla en su real dimensión ha sido una constante en la vida de muchos cubanos, uno de ellos el periodista e historiador santiaguero Joel Mourlot Mercaderes, quien en la década de los 90 arrojó luz en torno a la verdadera fecha de nacimiento de Mariana —12 de julio de 1815, y no como se creía hasta entonces, 26 de junio de1808.

Esta santiaguera de talante heroico merece, a juicio del investigador, la honra permanente más allá de una fecha en el calendario.

“Es el justo reconocimiento a una matrona que supo forjar una pléyade de hijos en medio de las condiciones más difíciles, más adversas y hostiles que pudo haber criado madre alguna, mucho más una que era negra, humilde y analfabeta.

“¿Cómo lo hizo?, bueno, a eso yo le llamo una pedagogía infusa, lo infuso se aplica a lo que se posee de manera natural, y eso le vino dado para con sus 14 hijos, los de su primer matrimonio con Fructuoso de los Santos Regüeiferos,  del cual nacieron Felipe, en 1832; Manuel, 1836 y Fermín, 1838; luego con Justo Germán, que vino al mundo en 1943, inscripto como hijo natural, y con los que más tarde procreó con Marcos Maceo: Antonio,1845; María Baldomera,1847; José Marcelino,1849; Rafael,1850; Miguel,1852; Julio,1854; Dominga,1857; José Tomás,1857; Marcos,1860; y María Dolores, 1861.

“Todos mostraron virtudes como la laboriosidad, la honradez, la sinceridad, la perseverancia y en especial el valor, cuestiones que pusieron por delante cuando fueron preteridos por su color, y gracias a esas enseñanzas familiares, lograron imponerse a su medio, alcanzar una dimensión social y ser, como diría Martí, “más grande que aquellos vanos encopetados que nacieron en cuna de oro”.

Mariana brilló con la luz de sus hijos y con luz propia

Su dimensión sobrepasa a sus descendientes, que ya  de  por  sí  la  encumbra  en  lo  más  alto  de la historia  patria,  porque  no  solo  forjó  héroes, forjó  ciudadanos  ejemplares,  algo  muy  importante, porque un país no vive solo de héroes sino, en lo fundamental, de ciudadanos ejemplares, que sepan cumplir la ley, promover el desarrollo, el progreso y la tolerancia, cuestiones que también caracterizaron a  los Maceo-Grajales.

Mariana, además, trasciende por ella misma, cumple el mandato de la patria, teje su propia historia en la guerra, como abastecedora de alimentos, asistiendo a los heridos y forjando un ideal de patriotismo. Recordemos que cuando los suyos salieron rumbo a la manigua, ella los detuvo y los conminó a hincarse de rodillas frente al Cristo crucificado y les hizo jurar liberar a Cuba o morir en el empeño.

Si se quiere,  pudiera compararse con las madres espartanas, que despedían a los hijos diciéndoles: “con el escudo, o sobre el escudo”.

Son  méritos  propios  que  se  unen  a  la  gloria de haber procreado muchachos excelentes, no en vano Martí, en el periódico Patria, le dedicó a  Mariana algunas de las más sentidas líneas que se escribieran sobre ella, definiéndola de manera sentenciosa cuando la llamó: Madre.

Madre patria pudiéramos decir

El esfuerzo por nombrarla Madre de la patria o Madre de todos los cubanos se remonta a las primeras décadas del siglo XIX, desde entonces hay quienes desacreditan el intento y no le dan  importancia al hecho, minimizando el significado del título.

Pero en realidad significa mucho,  pues es una manera de reconocer, no la superioridad sobre otras mujeres, sino aquello que una nación podría considerar como ideal, como patrón para la formación de las nuevas generaciones.

Esa es la connotación del reconocimiento social que debe dársele y que no siempre ha tenido Mariana. Por eso ha de estudiarse más, e imitarse más en las familias, porque si bien ya no hay que ir a la manigua a tirar tiros, Cuba sí necesita de ciudadanos como los Maceo-Grajales, que tengan valor, honestidad, que digan lo que piensan y sienten, que  se apeguen a la ley, enemigos de las reyertas sin sentido y el desorden, ese que lleva a la destrucción total.

Ahora aprecio que se está haciendo un esfuerzo oficial en el contexto del bicentenario de su natalicio, y eso hay que saludarlo, pues sin duda va a coadyuvara a ponderarla en la dimensión que tiene como una de las figuras más extraordinarias que ha dado la patria”.

 

Acerca del autor

Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.

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