En la amplísima llanura, como objetos celestes caídos sobre los pastizales, se ven equipos, implementos, sistemas de regadío, mangueras y un almacén. Otro sitio bien diferente, al borde del barranco y protegido por el bosque y los cafetales, conserva parecidos recursos, mientras hay un tercero, de puertas abiertas, justo a la orilla de la carretera.
Ni el lugar ni la edificación marcan la diferencia, son el abanico de opciones que encontraron los directivos de la Empresa de Suministros y Transporte Agropecuarios de Sancti Spíritus para comercializar los insumos lo más cerca posible de los productores.
Lógicamente, unos tienen mejores condiciones que otros: el primer y tercer sitios descritos son los centros comerciales de los municipios de Taguasco y Cabaiguán: La Amistad y Los Pinos, en ese orden; el segundo es el subcentro de El Pedrero (Fomento), y similares a este son los ubicados en Topes de Collantes y Pitajones (Trinidad), tres zonas muy intrincadas en el macizo del Escambray, pero que tienen un peso importante en el desarrollo agropecuario.
Sancti Spíritus es pionera y líder en el desarrollo del nuevo modelo de gestión de la logística, encaminado a satisfacer la demanda de insumos y servicios en el sector. Cuenta con un centro comercial en cada uno de los ocho municipios y 14 subcentros desplegados en los polos productivos, sin perder de vista que no es imprescindible tenerlo todo en cada tienda, sino lo que lleva cada rama en los lugares donde están asentadas.
Satisfacer contiene muchos poquitos
“Los recursos se concentran en este lugar y si la cooperativa no tiene en qué llevárselos, hace un contrato con el centro y este te los pone allí mismo sin que tengas que pagar un precio adicional; no es el caso nuestro, que tenemos un tractor y vinimos a comprar hoy”, afirmó Jorge Luis Chaviano, presidente de la Cooperativa de crédito y servicios (CCS) Alberto Mancito, de Taguasco.
Tanto él como Adalberto Rodríguez y Antonio Riverol, económico y vicepresidente de otras cooperativas del propio municipio, respectivamente, admiten las bondades de la nueva forma de comercialización; sin embargo, todavía se quejan de la calidad de algunos artículos o la ausencia de otros imprescindibles, como limas, machetes, botas de goma y ropa de trabajo.
La mayor satisfacción de los entrevistados está en la existencia de productos químicos y pesticidas, muy necesarios para los cultivos del café, arroz, maíz y el frijol, entre otros, que cosechan ellos en varias regiones.
Aunque la visita de Trabajadores se efectuó a pocos días de la aplicación de los nuevos precios de acopio y la estandarización del de los insumos, muchos territorios reportaban un aumento de las producciones, como informó Antonio Riverol, ya que de mayo a junio la entrega de leche en su cooperativa había crecido en más de 300 litros y con mejor calidad.
Osvaldo Rodríguez Naranjo, un avezado agrónomo que labora en la finca La Cubana, de la CCS Familia Vienes, elogió la cercanía de los recursos, que lo mismo pueden adquirir en los centros comerciales de El Pedrero que en el de Fomento, gracias a lo cual han creado una exuberante plantación de diversos frutales en las ondulaciones de La Guanábana.
Allí donde los suelos, el clima y la cultura laboral son bondadosos para esos cultivos, tienen dificultades con la instalación de dos sistemas eléctricos de regadío; hoy dependen de dos turbinas (funcionan con diésel) que rebombean agua de una presa, y es insuficiente para abastecer esta finca y la otra cercana.
Idael Mesa, comercial del subcentro de El Pedrero, dijo que la garantía de los suministros ha permitido incrementar las ventas y la revitalización del programa cafetalero, sobre todo porque hoy no faltan los fertilizantes y yerbicidas, que en otras épocas fueron un problema en aquella región.
Para Arnaldo Cancio, jefe del centro comercial de Fomento, han cambiado muchas cosas en los últimos tres años: “Hemos acercado los insumos lo más posible a la base; los del Plan Turquino debían trasladarse alrededor de 30 kilómetros para buscarlos, ahora están en su misma comunidad.
“La unificación de los precios ha impactado muy favorablemente en la opinión de los productores, y esperamos que ello repercuta en el aumento de las cosechas. La calidad de los recursos depende del proveedor, por lo que es vital que el Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma) siga insistiendo en comprar los que garantizan durabilidad; a veces nos han suministrado ropas que no son adecuadas, los campesinos necesitan mangas largas y botas de goma, que los protegen de las inclemencias del duro trabajo del campo”.
Por su parte, Julio Jiménez, director del establecimiento Los Pinos, aseguró que en estos días se han quedado casi sin fertilizantes, dado el disparo de la demanda después de la reducción de los precios; y dijo que aunque hay un stock de artículos controlados, muchos son liberados, por lo que continúan la promoción de ventas en las ferias de las cooperativas.
“Nosotros tenemos un control de los productores, nos acercamos a ellos para conocer su demanda, y también para regular las ventas; nadie puede acaparar para luego vender a sobreprecio; cuando no contamos con lo que quieren lo buscamos en otro lugar. Suscribimos 55 contratos con las cooperativas y los campesinos pueden adquirir individualmente insumos por valor de hasta 500 pesos; si es por más, todavía lo gestionan las CCS, UBPC o CPA”.
Gestores de la logística agropecuaria
La experiencia del trabajo en el campo y el conocimiento de que la descapitalización de algunas empresas les impedía comprar insumos, aun cuando las cooperativas sí tenían las finanzas, pero no podían llegar directo a la Empresa de Suministros y Transporte Agropecuarios, se combinaron para que al asumir la dirección de dicha entidad, Ernesto Herrera Hernández encaminara las prioridades hacia la creación de centros comerciales en los municipios con el objetivo de venderle directo a la base productiva.
“Cuando habíamos extendido ese trabajo en Yaguajay, nos visitaron autoridades del Partido y del Ministerio de la Agricultura, le dieron seguimiento y después de mayo del 2013, decidieron impulsar esta forma de comercialización basada en lo que plantea el Lineamiento 182, del Congreso del Partido; se generalizó en la provincia y se está extendiendo al resto del país.
“Antes muchos productos se vendían en las tiendas de Comercio Interior sin que hubiera una prioridad para el sector. Ahora, en nuestros centros solo pueden comprar quienes estén vinculados a las bases agropecuarias y estas propias entidades.
“Trabajamos en el perfeccionamiento de nuestro modelo para lograr que la captación de la demanda que hacemos a inicios de cada año sea lo más fiel posible a las necesidades. Conocemos al detalle lo que existe en las cooperativas y empresas, y a partir de ahí se hace el plan de compras del Ministerio de la Agricultura del próximo calendario. No siempre se puede adquirir de todo, sabemos que hay limitaciones financieras.
“Y desde el primero de junio último se trabaja con precios fijos en todo el país; el margen comercial está incluido dentro del valor de venta. Para la distribución a la base hacemos un contrato de cumplimiento para ambas partes”.
Herrera comentó que este sistema ha permitido crecer en la venta de insumos (de más de 7 millones de pesos comparando los primeros cinco meses del 2014 con igual etapa del 2015), y destacan sistemas de regadío, máquinas forrajeras, molinos a viento, fertilizantes, plaguicidas, medicamentos veterinarios y otros.
Reconoce que ha habido una crisis en los primeros seis meses de este año por la ausencia de baterías, alambre de púas (mil 200 rollos para 30 mil productores), botas de goma, y partes y piezas para la reparación de la maquinaria.
“Tenemos insatisfacciones y trabajamos por minimizarlas con el objetivo de lograr un sistema de atención al cliente, en el cual nos sintamos responsables de la logística agropecuaria en la provincia, no como vendedores de insumos”.