Miraflores, 26 de julio de 2015
Comandante Fidel Castro Ruz
Padre y Maestro nuestro:
Desde el corazón del Pueblo de Bolívar y de Chávez, quiero hacerle llegar el testimonio de nuestro respeto, admiración y cariño al cumplirse hoy 62 años de los asaltos al Cuartel Moncada y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes. En este glorioso aniversario, celebramos su querida presencia y la entrañable referencia que usted encarna. Celebramos al Padre y al Maestro de los revolucionarios y las revolucionarias de Nuestra América y del mundo; al Padre y al Maestro de su hijo amado, nuestro Comandante Eterno.
Celebramos al adalid que al frente de un puñado de valientes, de un grupo de mujeres y hombres movilizados por lo que Martí llamaba vergüenza patria, encabezó lo que terminaría convirtiéndose en un real y verdadero asalto al porvenir.
Aquel 26 de julio de 1953 el heroísmo y el sacrificio brillaron en lo más alto porque se trataba de reivindicar el luminoso e imperecedero legado de José Martí. No en vano en aquel memorable alegato que es la Historia me absolverá, usted señaló que el autor intelectual y máximo líder de esta gesta no era otro que el Apóstol.
Han transcurrido ya 62 años de los asaltos al Cuartel Moncada y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes y, sin embargo, hoy más que nunca sentimos, Comandante Fidel, la llama viva de liberación que ardió ese día en toda Nuestra América y más allá, indicando un camino que han seguido ya varias generaciones: un camino que anda y seguirá andando.
De 1953 hasta nuestros días, el espíritu de muchos Moncadas ha avivado y aviva las luchas de los pueblos de la Patria Grande por su Independencia definitiva. Bien puede decirse que el 26 de julio ha alcanzado vida perdurable. Y como cantaba el gran trovador cubano Noel Nicola: Hay un almanaque lleno de días 26.
Haydée Santamaría, Melba Hernández, Raúl Gómez García, Boris Santa Coloma, Abel Santamaría, Giraldo Córdova Cardín, Juan Almeida, son tantos los nombres entrañables de quienes partieron físicamente pero nos siguen iluminando desde ese lugar que nombrara tan bellamente esa inmensa voz de Cuba que es Fina García Marruz: …allí donde la luz no olvida a sus guerreros.
Cada 26 de julio, cuando el pasado de nuevo nos asalta, Comandante, la memoria resplandece otra vez para advertirnos, a quienes hemos hecho nuestra la bandera de la Revolución que sólo los sacrificios enaltecen y hacen posible un porvenir más nuestro.
Créame, Comandante, la memoria imborrable del Moncada se proyecta en nosotros y nosotras como el más irrenunciable compromiso revolucionario. Somos hijos e hijas de Bolívar como también lo somos de José Martí, de Fidel y el Che. Ciertamente las Revoluciones verdaderas no son ni calco ni copia, como decía Mariátegui, sino creación heroica de cada Pueblo, pero estamos conscientes de que la Revolución Cubana es piedra fundacional dentro del devenir histórico de la Patria Grande.
La Patria es ara y no pedestal decía Martí. Aquella consumación combativa del Asalto al Cuartel Moncada, vista en la distancia, es encarnación en la historia de la piedra sacrificial vislumbrada por Martí, ante la cual se deja lo mejor del alma humana para luego aguardar las revelaciones. Y vaya qué revelación colectiva generó el 26 de julio: una Revolución victoriosa.
Yo imagino que cuando sonó aquella hora decisiva de 1953 en usted, Comandante, resonaba esta impresionante certeza martiana: ...el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber, y ese es el mismo hombre práctico cuyo sueño de hoy será la ley de mañana.
En fechas como esta de dignidad y de victoria, la presencia de nuestro Gigante se puede sentir con mayor intensidad. Más cercanamente, Fidel, hoy recuerdo sus palabras para usted porque con ellas me identifico y las suscribo plenamente: Quiero rendirle tributo a Fidel y a su largo andar por nuestros pueblos, despertándonos. Fidel es un soldado, soñador, ejemplo sin duda para todos nosotros y para generaciones enteras de latinoamericanos, caribeños y de luchadores del mundo.
Con el mayor fervor revolucionario, reciba el más fuerte e infinito de los abrazos de quien se siente un moncadista de estos tiempos de Revolución latinoamericana y caribeña.
¡¡¡Chávez vive, la Patria sigue!!!,
¡¡¡Hasta la Victoria Siempre!!!,
¡¡¡Independencia y Patria Socialista !!!,
¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!”,
¡Que viva la hermandad entre Cuba y
Venezuela!
¡Que viva Chávez!
¡Que viva Fidel!
(Tomado de Granma)