Eyleen Ríos, especial para Trabajadores
Toronto.— Cuando los organizadores anunciaron reajustes en el número de inscritos para el atletismo de los XVII Juegos Panamericanos, el maratonista cubano Richer Pérez quedó fuera.
Negociaciones posteriores impulsadas por la Odepa propiciaron otras inclusiones días antes del inicio y el caribeño terminó por sacar todo el provecho del mundo a su convocatoria.
Luego de 24 años de espera regresó la isla al centro del podio de la agotadora especialidad en el sector masculino y lo hizo con fantástico cierre. Richer se sabía con fuerzas luego de una carrera inteligente en la que no pretendió hacer gala de su buena forma, sino mantenerse tras el peruano Raúl Pacheco.
Pero cuando fue necesario “apretar” no hubo dudas. Sus pasos fueron seguros y mirar hacia atrás le confirmó lo que ya sabía: era inalcanzable y besó la gloria con marca personal de 2:17.04 horas.
No importaron los calambres que le azotaron desde el kilómetro 35, porque en su mente solo había espacio para aferrarse al deseo de una medalla y hacer feliz a quienes confiaron en él.
“Antes de todo quiero darle un saludo muy grande a mi pueblo, a todos aquellos cubanos que creyeron en mí, y decirles que voy a seguir dando siempre lo mejor”, aseguró el también campeón centroamericano de Veracruz antes de conversar un poco más sobre lo vivido, las motivaciones y los sueños.
¿Satisfecho con la carrera?
Sí, aunque hay para más y veo esto como una oportunidad para hacer una buena preparación con vistas a los Juegos Olímpicos. Si se incrementa el nivel de competición podemos luchar por un buen lugar en Río de Janeiro 2016. Ahora me quedé a cuatro segundos de la marca porque me cuidé mucho para la medalla.
¿Cuánta tensión sentiste el día antes?
Estuve más bien relajado, me distraje, tiré algunas canastas y pateé a ratos un balón. Corrí en la tarde en la estera del gimnasio y luego hice mis progresivas sobre la hierba, pero sin tensión alguna.
¿Es cierto que no te gusta la maratón a pesar de tus buenos resultados?
Es un evento que requiere de mucho sacrificio, de mucha voluntad, porque debes asimilar altos volúmenes, levantarte bien temprano en la mañana y correr entre 25 y 30 kilómetros diarios. Eso es duro.
Lo que más disfruto es la media maratón y aunque no he podido romperlo pienso que el récord nacional está a mi alcance.
Tu entrenador Ángel Rodríguez no estuvo para disfrutar junto a ti este oro. ¿Cuánto pensaste en él?
Está de más decir que le mando felicidades y un abrazo. No fue posible que me acompañara, pero merece todo el cariño y respeto del mundo. Nos comunicamos mucho, en las pocas veces que he salido de competencias él me planifica todos los entrenamientos, poniendo su corazón en cada recomendación.
¿Qué haces en el tiempo libre?
Veo mucho deporte, comparto con otros corredores que siempre están apoyándome en Cuba y se mantienen pendientes de las carreras en que voy a participar. Eso me hace vivir, sacrificarme, ver todo desde otra óptica.
¿Los nuevos sueños de Richer?
Correr en las maratones de Boston, Nueva York y Rotterdam, que son carreras muy rápidas. Pienso que puedo llegar a la meta en dos horas y 12 minutos, o quizás en menos.