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Resolución 100: ¿estímulo o disgusto?

A unos 77 pesos quedó reducido el estímulo de casi mil pesos que como promedio por trabajador debieron cobrar por los eficientes resultados del 2014 en la fábrica de baterías de Manzanillo. Foto: Tomada de Opciones

A unos 77 pesos quedó reducido el estímulo de casi mil pesos que como promedio por trabajador debieron cobrar por los eficientes  resultados del 2014 en la fábrica de baterías de Manzanillo. Foto:  Tomada de Opciones
A unos 77 pesos quedó reducido el estímulo de casi mil pesos que como promedio por trabajador debieron cobrar por los eficientes resultados del 2014 en la fábrica de baterías de Manzanillo. Foto: Tomada de Opciones

 

El 31 de agosto vencerá el plazo para que las empresas entreguen la información del estímulo por la eficiencia económica, si lo permiten los resultados correspondientes  al 2014, según estipulan las bases  para su otorgamiento contenidas en  la Resolución 100/2015 (R-100) del  Ministerio de Finanzas y Precios  (MFP).

La proximidad de la fecha que pone fin a este proceso aviva los debates en torno a la disposición ministerial, por la cual los trabajadores podrían recibir el equivalente  de hasta tres salarios mensuales.

Sin embargo, en términos prácticos, entidades dedicadas a la producción y los servicios se han visto  obstaculizadas de beneficiarse. A  muy poco o nada terminan reducidas sus partidas de premio.

¿Por qué a pesar de ser eficientes unas se pueden favorecer y otras  no? “La propia R-100 lo impide”,  asegura desde la oriental provincia  de Granma, Maikel Manuel Guerra  López, director de Recursos Humanos en la Empresa de Acumuladores XX Aniversario, en Manzanillo.  Sus inquietudes e inconformidades  se ven reflejadas también en otras  misivas recibidas en Buzón abierto.

En carta reveladora de la lupa con la cual examinaron la citada legislación en la única fábrica que produce y comercializa baterías en el país, aboga porque el MFP reconsidere aspectos que ponen en  dudas la justeza de un Reglamento  tan restrictivo en su propuesta conceptual, que termina por disgustar,  cuando su esencia es y debe ser la de  estimular.

La explicación que nos envía refiere que pese a poseer capacidad financiera para repartir 999 pesos con 13 centavos como promedio por trabajador, la distribución quedó limitada a unos 77 pesos con 40 centavos per cápita. ¿Por qué la exigua  cifra?, pues porque “es la única que  se ajusta a las exigencias de la Resolución”, aduce.

Según amplía, “para la determinación del monto a distribuir como  estímulo se establece como condicionante que la correlación entre el  ingreso medio por trabajador (salario medio más estímulo promedio  por la eficiencia económica) y la  productividad del trabajo sea inferior a uno”.

Dicha norma obliga, reflexiona, a realizar varios cálculos de categorías como ingreso medio y productividad del trabajo, que implican  medir el 2014 contra su predecesor.  Si el resultado de esas operaciones  supera o iguala al número  uno, entonces no se cumpliría con el indicador condicionante, y habrá que ir  reduciendo el dinero planificado,  hasta que la correlación entre el  ingreso medio por trabajador y la  productividad del trabajo quede por  debajo de uno. Esto fue lo que se vio obligada a hacer la XX Aniversario para garantizar, aunque sea, tan  pobre pago.

Guerra López  detalla que luego de cumplir con el 35 % del impuesto sobre utilidades, deducir la reserva para pérdidas y contingencias,  y efectuar el aporte por el rendimiento de la inversión estatal, disponían  de más de 1 millón 65 mil 510 pesos  de utilidades, de los cuales solicitaron repartir 333 mil 709 pesos con  16 centavos, monto que se vieron  forzados a reducir a 25 mil 862 pesos con 80 centavos.

Sucede, valora, que las exigencias definidas en la condicionante solo son válidas para las empresas que pudieron pagar el estímulo en el 2013, pues  en ese período como contaron con una  cifra mayor de dinero están en ventaja para correlacionar un año contra el  otro, y poder erogar en el 2015 a sus trabajadores una cantidad similar o menor a la ya cobrada  en el 2014.

“A las empresas que no pagaron estímulo por la eficiencia hace dos años, les será imposible avalar un resultado en el 2014 que garantice armonizar con el 2013 y  formar un monto  que cubra la aspiración máxima de los  tres salarios, de hecho ni siquiera una  cifra cercana, y se  encontrarán casos  que no repartirán ni un solo peso”,  afirma.

Lo inconcebible, apunta, es que como resulta obligatoria la correlación de la eficiencia con el año anterior, los pagos de la estimulación se  irán reduciendo de forma progresiva,  un mal que condenaría para siempre  a las empresas, por el solo hecho de no  repartir utilidades en el 2013.

Las consecuencias son tan perjudiciales, que si ellos en este año fueran eficientes, en el venidero cobrarían unos seis pesos por empleado,  contra los 77 que como promedio les  toca ahora; lo cual considera muy injusto.

Aclara que por la condicionante impuesta, el estímulo por repartir no dependerá de cuán eficientes sean las entidades,  sino de la inejecución del fondo de salario pagable por la Resolución 17 del 2014 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, “algo carente  de sentido, pues a nadie se le ocurriría  dejar de repartir salario formado en  un mes para que la correlación salario  medio productividad cierre más distante de uno, con la esperanza de que  se apruebe como estímulo el equivalente a lo dejado de distribuir”.

El especialista de la empresa manzanillera expone otras incongruencias: la R-100 no considera al  estímulo como salario y, sin embargo, establece reconocerlo como tal  a la hora de correlacionarlo, “lo que  impedirá obtener  hasta tres salarios,  hecho de por sí cuestionable, porque  invalida distribuir mayores cuantías,  en concordancia con las posibilidades  financieras”.

Guerra López  es partidario de que el MFP esclarezca y se pronuncie acerca de la Resolución, que afecta a tantos trabajadores.

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