Ya es un hecho. De los diez atletas cubanos que escalaron los escenarios de la esgrima en Toronto 2015, ninguno consiguió subir a al podio de premiaciones y Cuba terminó sin medallas individuales en este deporte, uno en el cual siempre había sumado metales.
El último representante cubano en subir a las pistillas en la urbe canadiense fue el florestista Jesús Riaño, eliminado en su primer combate por el brasileño Guilherme Toldo con pizarra de 15-8. Tras un cómo primer asalto de 10-2 para el carioca poco pudo hacer Riaño, quien cayó antes de que se completara el segundo tiempo de combate.
Así culminó la actuación individual de los antillanos, la peor de la esgrima cubana en los últimos cuarenta y cuatro años en Juegos Panamericanos.
Ya en Guadalajara 2011 los síntomas comenzaban a evidenciarse: entre 1971 y 2007 Cuba siempre había contado con algún capeón en la esgrima, pero en Guadalajara solo se obtuvieron tres medallas de bronce por intermedio de Reynier Henríquez y Yamirka Rodríguez en la espada, y Yaritza Goulet en el sable femenino.
Ahora, cuatro años más tarde, ni siquiera metales de bronce fue posible alcanzar.
Cierto, aún restan los certámenes por equipos y Cuba compite en todas las modalidades convocadas, mas un dato parece relevante: en Guadalajara no llegaron preseas colectivas en esgrima.