Toronto.- El escopetero cubano Juan Miguel Rodríguez, bronce olímpico de Atenas 2004 en la modalidad de skeet, consiguió el domingo último su cuarta medalla en juegos panamericanos.
Luego de acabar segundo en Mar del Plata 1995 e imponerse en Winnipeg 1999, el habanero ha reaparecido con medallas de bronce en las ediciones de Guadalajara 2011 y Toronto 2015.
A la edad de 48 años su puntería sigue siendo temible y no hay en él la menor pizca de cansancio o conformismo. Aunque ya sabe lo que significa estar en el podio de los cinco aros, su reciente clasificación para Río de Janeiro 2016 le llena de ilusión, compromiso y responsabilidad.
No es de hablar mucho, dice frases cortas y su humildad brota de muchas formas, sobre todo repitiendo la palabra gracias ante el menor elogio, o incluso ante preguntas que de alguna manera los contuvieran.
«¿Usted vio esa competencia periodista? ¿Usted la vio? me preguntó Juan Miguel minutos antes de esta entrevista, entre asombrado y satisfecho, mirando aún hacia la cancha en que sería premiado pocos minutos después.
«Trabajamos fuerte para esta medalla, de verdad que muy duro, le dediqué todo el tiempo posible y por eso estoy contento», señaló con el arma aún hirviendo.
«En todo momento estuve tenso, no hubo un minuto de descanso durante la competencia, todo fue estrés porque quería ganar», comentó con la misma calma que destroza platos voladores de pequeño tamaño.
«El nivel de la competencia fue muy bueno, los tiradores se están preparando cada día más y hay que poner el extra para subir al podio», agregó al valorar una justa ganada por los estadounidenses Thomas Bayer y Dustin Perry, y en la cual él se llevó el bronce tras desempate de rompecorazones frente al peruano Nicolás Pacheco.
En este minuto le dije que la serie de shoot off frente al peruano me recordó aquella por bronce en Atenas 2004. Su respuesta no fue con palabras, pues de estas sólo obtuve el sonido de «gracias». Juan Miguel respondió en verdad con ojos iluminados y emocionados. Y un poco más allá su entrenador Delfín Gómez asentía con la cabeza insistentemente.
La última pregunta voló cual plato naranja hasta la cita de Río de Janeiro 2016: «Acabo de clasificar, le puse todo lo que tenía y eso mismo haré en lo adelante», señaló con un disparo que le hizo añicos.