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Al Instituto Nacional de Viandas Tropicales (Inivit) de Villa Clara puede llamársele el museo de las plantas de Cuba, pues en sus áreas se conservan las más increíbles variedades, algunas casi que en extinción, pero es un museo vivo que se reproduce, mejora y crece con la utilización de la ciencia.
La institución tiene sus antecedentes cuando en septiembre de 1967 se creó el Banco Provincial de Semillas Agámicas que se dedicó a la investigación, desarrollo y producción de estas con alta calidad. Dos años después se transforma en una entidad que tenía el propósito de generalizar sus experiencias científicas, la que se llamó Centro de Mejoramiento de Semillas Agámicas (Cemsa). Posteriormente se le comienza a nombrar Inivit, dedicándose a la conservación, ampliación y caracterización de los recursos filogenéticos en viandas tropicales, bananos, yuca, boniato, malanga, entre otras variedades; asimismo, la obtención de cultivos y semillas a partir de métodos convencionales y biotecnológicos.
Para este colectivo fueron determinantes las visitas realizadas por el líder de la Revolución cubana a dicho centro, las que dieron un vuelco al trabajo de la institución. Fidel era de la opinión de diversificar y hacer integral el trabajo científico de la misma. Desde esta perspectiva se iniciaron investigaciones con un sentido mucho más amplio que perfeccionó los estudios y las líneas de investigación.
El Inivit, ubicado en el municipio villaclareño de Santo Domingo, tiene entre sus misiones elevar los rendimientos de las cosechas, aumentar la eficiencia de las labores en las áreas agrícolas del país; además, ha creado instructivos técnicos, promociona el aprovechamiento de los recursos genéticos, el manejo integrado contra plagas y enfermedades, así como el diagnóstico y saneamiento de las semillas. Sus especialistas realizan acciones de capacitación de forma directa a los productores con los cuales intercambian, generalizan los resultados científicos y realizan transferencia de paquetes tecnológicos.
Entre sus resultados relevantes pueden mencionarse los nuevos cultivares de raíces, rizomas y tubérculos de plátano, banano, calabaza, papaya, hortalizas y granos; las tecnologías para la micropropagación in vitro; la producción de semilla botánica de diferentes cultivos; las posturas injertadas de frutales tropicales; el manejo integrado de plagas, y avances en la obtención de la semilla de la papa. Actualmente se trabaja en alrededor de 20 proyectos investigativos, varios de ellos con ciclo cerrado (laboratorio-campo-producción) e intervienen en proyectos con otras entidades como la empresa Valle del Yabú.
La labor del Inivit goza de reconocimiento internacional, ya que es loable e imprescindible en la producción de alimentos en el país. Sus aportes han sido decisivos para el desarrollo agrícola en la isla, sus logros ayudan a mitigar el déficit de alimentos e incluso disminuir los recursos que anualmente se destinan para la importación de alimentos que superan los 2 mil millones de dólares, de los cuales más del 60 % de ese monto puede producirse en el territorio nacional.
Los héroes del Inivit
En el Inivit se forman héroes. Específicamente quienes han estado al frente de este proyecto han sido distinguidos con el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba. Lo fue Adolfo Rodríguez, inspirador de la idea, campesino de inteligencia natural, conocedor de los cultivos y con un alto nivel de observación capaz de detectar las mejores variedades; además, padre del doctor Adolfo Rodríguez Nodal, héroe también, quien fuera director del Cemsa y del Inivit hasta 1991. Héroe es el doctor Sergio Rodríguez Morales, actual director del Inivit, miembro del Consejo de Estado de la República de Cuba e investigador incansable.
Este es un colectivo de héroes anónimos que aman y laboran con tesón, a quienes se les otorgará por vigésima ocasión consecutiva la condición de Vanguardia Nacional de los Sindicatos de Trabajadores Agropecuarios-Forestales y de las Ciencias, acto que se efectuará este sábado en dicho centro.
