Por Eyleen Ríos, enviada especial de JIT
Toronto.- José Antonio Guerra y Jeinkler Aguirre se mostraron en noche espectacular este lunes, para pasar a los libros como los primeros cubanos campeones de la plataforma sincronizada en el clavados de los Juegos Panamericanos.
Las soberbias ejecuciones que enmudecieron al público en el Centro Acuático CIBC les valieron para dominar de principio a fin la competencia que añoraban desde hacía mucho y conseguir una victoria no pronosticada por la mayoría de los expertos.
Nota final de 439,14 puntos les permitió celebrar en una modalidad de reconocido nivel en el continente.
“Estuvimos muy estables, que es para lo que trabajamos. Hemos venido subiendo poco a poco para acercarnos a esta puntuación”, dijo Guerra, que como es habitual tomó el mando de la conversación en nombre de ambos.
Fue la cuarta corona de la isla en escenarios de este tipo y su estreno dorado de una modalidad que comenzó a convocarse desde la edición de Santo Domingo 2003 y ha tenido líderes diferentes desde entonces.
Guerra y Jeinkler cerraron con plata hace cuatro años, cuando los mexicanos Iván García y Germán Sánchez se hicieron del cetro.
Ahora Iván repitió presencia, pero como compañero de Jonathan Ruvalcaba, y quedaron desplazados al cuarto lugar con muy pobres 381,18.
Los anfitriones Phillippe Gagné y Vincent Riendeau tuvieron un buen cierre y celebraron el segundo puesto dueños de 404,34 y por delante d los colombianos Víctor Ortega y Juan Guillermo Ríos (403,23).
La dupla caribeña lució plena en cada ejecución y mereció notas mayoritariamente sobre los 8,5 puntos en una jornada en que se tornaron difíciles de derrotar.
“Esto significa mucho porque deben ser mis últimos Juegos Panamericanos, pero creo que lo más importante es el momento en que llega, un año antes de las Olimpiadas”, comentó Guerra, que cumplirá 36 en agosto y hace dos había anunciado su retiro.
“Eran otras circunstancias, pero en realidad estoy cansado porque son muchos años de sacrificios y no siempre en las mejores condiciones, pero vale la pena. Cada medalla, cada buena competencia, justifica todo ese esfuerzo”, confesó el ahora poseedor de cuatro metales a esta instancia.
Jeinkler narró que la competencia le fluyó muy bien, dejándose guiar por la experiencia de su compañero para cumplir con lo propuesto un día después de haberse quedado sin premio en el evento individual.
El clavados cerró con dominio de México, aunque esta vez no pudo ser total, pues cedió tres de las ocho preseas áureas discutidas porque Canadá se agenció par de ellas.