Luego de vencer en tres mangas a Kazajistán el pasado viernes, la clasificación de las Morenas del Caribe a la final del tercer nivel del Grand Prix Mundial de Voleibol parecía asunto de coser y cantar.
Sin embargo, el fin de semana nos deparó par de fracasos insospechados —e imperdonables— ante Perú (0-3) y Colombia (1-3), y con ellos se esfumó nuestra posibilidad de asistir a la justa prevista en la ciudad australiana de Camberra, los venideros días 11 y 12 de julio.
El sábado las cubanas no se encontraron sobre la cancha y cedieron por la vía rápida ante las anfitrionas, en parciales de 23-25, 21-25 y 20-25. Dificultades en la recepción, el bloqueo, el pase y gran cantidad de errores no forzados condenaron a un plantel que con solo ganar sacaba boletos hacia el llamado “país continente”.
Pero por si fuera poco, la víspera persistieron los mismos problemas, aunque el desafío ante las cafeteras se extendió a cuatro sets (14-25, 25-21, 20-25, 25-27) y por momentos pareció posible cambiar la cara y agenciarse el importante duelo.
La jovencita Melissa Vargas asumió total liderazgo dentro del equipo, pero tal y como expresó un titular de la FIVB ella sola “no pudo detener a Colombia”. Tal criterio llama la atención sobre los pobres aportes de Sulian Matienzo (7) y Jennifer Álvarez (9).
La única opción para que las alumnas de Roberto García pudieran disputar los primeros lugares de este nivel dependía de que las peruanas vencieran a la kazajas en el cierre de las acciones del grupo P, y que el ratio de sets a favor y en contra favoreciera a las nuestras. Ello no ocurrió y vuelven a casa, lamentablemente. Triste, la verdad.