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Brasil, cruzada contra la corrupción

Dilma  Rousseff     _whatlauderdale com

Una investigación se sigue en Brasil por supuestos hechos de corrupción contra la transnacional de la construcción Odebrecht. A su presidente se le acusa de haber depositado millonarias comisiones a gerentes de Petrobras (Petróleo Brasileiro S. A.), para adjudicarse obras de la empresa, de propiedad mayoritariamente estatal.

Catalogada como la mayor compañía de ingeniería y construcción de América Latina, Odebrecht ha realizado y ejecuta proyectos millonarios en gran cantidad de países del mundo. En Panamá, además del Metro  capitalino, tiene a su cargo la autopista norte-sur y otras obras. En Cuba respondió por la construcción del Puerto de Mariel.

El ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, negó que el arresto de Marcelo Odebrecht, y del titular de la también constructora Andrade Gutiérrez, afecten los planes del Gobierno. La Empresa por su parte ha manifestado que no afectará la ejecución de ninguno de sus compromisos. 

En febrero del 2015 la presidenta Dilma Rousseff aceptó la renuncia de la directora ejecutiva de Petrobras, y anunció cambios en la administración. Poco después, la gobernante afirmó que su batalla contra la corrupción es coherente con su vida personal y actuación política. Ratificó además la necesidad de investigar y castigar a los corruptos.

De ahí que se anunciara el arresto del extesorero del Partido de los Trabajadores. Se dice que más de 20 compañías y unas 50 figuras políticas de seis partidos, entre los que se cuentan opositores del Gobierno, son indagados por sospecha en el caso Petrobras.

Desde que asumió su primer mandato en el 2011, fue conocida la batalla de la Presidenta contra la corrupción, que involucró en aquel momento al Ministerio del Transporte, tras denuncias de cobro de sobornos y sobrefacturación de obras constructivas, entre ellas algunas de las que serán sede en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro del 2016.

A principios de septiembre del 2014, medios brasileños hicieron público el escándalo de Petrobras, en el contexto de la operación Lava Jato (Lavado a presión), iniciada un año atrás y considerada la mayor investigación por corrupción de la historia del país. El hecho, sacado a la luz un mes antes de las elecciones presidenciales, según entendidos, estuvo dirigido a entorpecer la reelección de Dilma.

Los contrarios a la mandataria y a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, intentan involucrarlos. Y no se puede descartar que estén siendo alentados y financiados desde el exterior con el objetivo de desestabilizar al gigante sudamericano, y desprestigiar a sus principales dirigentes.

El año pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), anunció que el hambre ya no es un problema en Brasil. Según sitios digitales, durante los gobiernos de Lula y Dilma, generaron más de 20 millones de puestos de trabajo, y el salario mínimo actual constituye el de mayor poder adquisitivo desde 1979.

Planes como Bolsa Familia, iniciado por Lula, otorgan ayuda financiera a los menos favorecidas, también brinda educación gratuita a unos 44 millones de brasileños. El programa Más Médicos, creado en el 2013,  ha empleado a 14 mil 462 médicos de los cuales más de 11 mil 400 son cubanos. Asimismo, se han construido más de un millón de viviendas para núcleos de bajos ingresos.

En mayo del presente año, durante la visita a Brasil del primer ministro chino Li Keqiang, ambos países firmaron acuerdos millonarios de inversión y cooperación, que incluye un proyecto para la construcción de una vía férrea que unirá a la costa atlántica de Brasil con el Océano Pacífico que atraviesa Perú. El país asiático anunció también planes de colaboración y préstamos a Petrobras por valor de unos 6 mil millones de dólares.

En julio del año pasado se desarrolló en Brasil la VI Cumbre  de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y se firmaron los acuerdos para la creación del Nuevo Banco de Desarrollo, una alternativa de financiación que utilizará sus fondos sin las exigencias del Banco Mundial ni del Fondo Monetario Internacional.

Rousseff anunció recientemente un conjunto de medidas para estimular las exportaciones, lo que se suma al programa de concesiones para obras de infraestructura de 64 mil millones de dólares aprobados semanas atrás. Ambas acciones buscan recuperar la economía del país y con ellos prevé la exploración de nuevos mercados, dinamizar las exportaciones y reorientar más del 30 % de los recursos hacia programas de financiamiento privado. También dará más oportunidades a las medianas y pequeñas empresas. Todo en medio de la batalla contra lo mal hecho.

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