Los anfitriones estrenaron con alegría la muy bien remodelada instalación de la urbe, del tipo “platillo volador”, al imponerse la noche del sábado con pizarras de 25-23, 25-16 y 26-24, en casi una hora y media de accionar.
Los locales alinearon con el armador Andrey Zhekov, el opuesto Vladimir Nikolov, los centrales Teodor Todorov y Viktor Yosifov, el líbero Teodor Salparov y los auxiliares Todor Skrimov y Nikolay Penchev. Su DT Plamen Konstantinov realizó muy pocos cambios, pese a que el accionar de su plantilla mostró muchas imprecisiones.
Del lado cubano salieron al trazado el colocador Ricardo Calvo, el opuesto Rolando Cepeda, los auxiliares Luis Javier Jiménez y Mario Rivera, el líbero Yonder García y los principales Liván Osoria y Dariel Albo. Tampoco realizó muchas variaciones el estratega Rodolfo Sánchez, pero en su caso por la carencia de suplentes de calidad en la banca. Recuérdese que este plantel dejó en casa al punta Osmany Uriarte y al central Luis Sosa.
Los parciales inicial y último se caracterizaron por la nivelación de principio a fin, pero una vez más le faltó cierre al equipo caribeño, que en las postrimerías falló reiteradamente los complejos uno de juego, a decir el recibo, el pase y el ataque.
En el parcial intermedio, luego del primer tiempo técnico, los cubanos se desconcertaron luego de algunas fallas que abrieron el marcador a favor de los rojiverdes. Entonces los anfitriones aguantaron la ventaja de seis puntos y fue imposible rescatar el set.
Las estadísticas del duelo no dejan lugar a dudas sobre las causas de la derrota: ningún jugador cubano hizo aportes de dos dígitos, siendo los más destacados Cepeda (7), Albo (6), Rivera (5) y Osoria (5), todos por debajo de lo que exige un partido como este.
Jiménez volvió a tener una presentación discreta, al marcar apenas cuatro unidades y mostrarse errático también en el recibo y la defensa.
Los rendimientos colectivos fueron todos deficitarios, pese a que Bulgaria no tuvo una gran noche, sobre todo porque su servicio no le entró lo suficiente en el rectángulo rival.
El detalle curioso del pleito fue que los anfitriones cometieron un total de 32 errores no forzados, diez más que los visitantes, y terminaron imponiéndose por la vía rápida. La respuesta de tal rareza parece estar otra vez en la pésima solución de los sets por parte de Cuba, trances en los cuales se evidencian los problemas de carácter que afronta el equipo.
Por el lado búlgaro fueron tres los hombres que empujaron el buque a puerto seguro: Nikolov estampó 13 cartones, Skrimov 12 y Todorov 11.
Estos equipos se volverán a medir la noche del domingo (hora de Varna), en lo que significará la última presentación de los cubanos en la lid.