Sin estar entre los primeros países africanos que rompieron las cadenas de la opresión colonial en la eclosión nacionalista de la década de los años sesenta, la independencia de Mozambique el 25 de junio de 1975, significó otra gran contribución al derrumbe definitivo del oprobioso sistema de dominio portugués en la región, y a la victoria de las luchas de liberación del continente contra el vasallaje extranjero.
Sometida por siglos a la política y la expoliación económica y social de Portugal, su metrópolis, las ansias ancestrales de libertad de su pueblo y de constituirse en República independiente y soberana, fueron baluarte fundamental de la constitución en 1964 del Frente de Liberación Mozambiqueño (FRELIMO) bajo el liderazgo de su primer presidente, Eduardo Mondlane, y el también combatiente y líder nacionalista Samora Machel.
El inició de la guerra de guerrillas del FRELIMO, en su epopeya emancipadora contra el régimen portugués se unió solidariamente a las luchas de liberación nacional que tenían entonces lugar en África Occidental Portuguesa (actual Angola) y Guinea Portuguesa (hoy Guinea Bissau) y que habrían de culminar con la derrota del colonialismo.
La expansión de la lucha armada en la región y la denominada Revolución de los Cláveles en Portugal, que puso término al gobierno dictatoria de crearon las condiciones necesarias para la caída del imperio para la obtención de la independencia y la constitución de la República de Mozambique.
Las primeros décadas de la joven república estuvieron marcados por la herencia nefasta de régimen colonial, que devastó, empobreció y endeudó económicamente al país, dejándolo sumido en innumerables problemas de educación, vivienda, salud, falta de fuentes de empleo, exclusión social y conflictos civiles internos, que limitaron su capacidad de un desarrollo estable, no obstante los notables esfuerzos y transformaciones llevadas a afecto por el Gobierno de Zamora Machel, presidente del país desde la independencia hasta 1986, año de su infausta muerte.
La continuidad de su obra en beneficio del progreso y bienestar del pueblo mozambiqueño por los sucesivos Gobiernos de la nación, transformaron las condiciones del pasado colonial y la convirtieron en un moderno Estado en vías de desarrollo.
Los cuarenta años del establecimiento de sus históricas y fraternales relaciones de amistad, colaboración y solidaridad con Cuba, su pueblo y Gobierno, simbolizadas en el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y el camarada Samora Moises Machel, y su inolvidable canto en la Plaza de la Revolución:¡Canimambo, canimambo Cuba, canimambo. Canimambo Mozambique!, forman parte también de la jubilosa celebración del cuadragésimo aniversario de la independencia de Mozambique, que es el mas preciado de sus bienes.
