Por Juanita Perdomo y Betty Beatón
Un programa destinado a la rehabilitación, mantenimiento y construcción de parques en la ciudad de Santiago de Cuba concreta sus propósitos ante la cercanía del medio milenio de su surgimiento como villa (fundada el 25 de julio de 1515) y del aniversario 62 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, acontecido el 26 de julio de 1953.
Estos espacios van poco a poco delineando la geografía urbanística de un territorio que ya cuenta con más de 200 de estas plazas, 196 de las cuales figuran en el plan restaurador y alrededor de otras 15 se inscriben como nuevas instalaciones.
Atendiendo a su tipología, en estas locaciones han sido colocados pisos de granito, recortería de mármol, bancos coloniales de metal o de madera, de hormigón y granito, al tiempo que fueron reparadas fuentes de agua, entre otras acciones.
Plazas como el Parque Céspedes, la Plaza de Marte, la Plaza de Dolores y el Parque Abel Santamaría, han ganado notoriedad en un sitio donde también descuellan el complejo de parques de Ferreiro, el Parque del Amor, en la Avenida Manduley, el 18 Plantas de Garzón o el Frank País, en Punta Gorda, a donde es frecuente que depositen flores parejas que contraen nupcias.
Se ha considerado que los parques de esta encantadora urbe trascienden no solo por su valor utilitario al constituir su pulmón verde, sino también por su integración a una suerte de paisaje natural en medio de su irregular trazado.