Un gran deterioro deterioro presenta hoy el equipamiento de las unidades de autoservicio de lavanderías en la capital cubana, en especial sus lavadoras y secadoras, que sufren la falta de piezas de repuesto por limitaciones con el financiamiento, luego de la reanimación que experimentaron a partir del año 2006.
La difícil situación se repite en la mayor parte de las 25 unidades con que cuenta La Habana —en todo el país son 77— aunque según Xiomara Ordóñez Rodríguez, directora de servicios del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), para contrarrestar ese negativo panorama, en fecha próxima llegará un cargamento de piezas de repuesto de España por valor de unos 200 mil dólares.
“Las previsiones indican que el servicio de lavanderías pasará en un futuro a nuevas formas de gestión —ya hoy existe una cooperativa no agropecuaria— pero este año no crecerá ese número, sino cuando estén totalmente reanimadas las unidades”, agregó.
En Chantres
Desde hace casi seis meses la lavandería Chantres, en el municipio de Plaza de la Revolución, trabaja en muy difíciles condiciones. “De cinco lavadoras solo funciona una, y de tres secadoras hay dos que están rotas”, me asegura Leonel Laborde Patterson, uno de los lavanderos del lugar, otrora famoso en toda la ciudad. Por su parte Jaquelín Valdés, al frente por siete años de ese autoservicio, cataloga como pésimas las condiciones de labor. “Es la etapa más mala desde que estoy aquí.
“El mangle —para planchar sábanas y otras ropas lisas— l leva roto unos tres años, pues nunca pudimos sustituir la pieza defectuosa. Además, el equipo de lavado en seco solo requería el detergente —que nunca vino— pero por el tiempo sin funcionar no sabemos en qué estado esté. Dicen que cuesta más que todo el equipamiento junto”, se lamenta la administradora.
El sitio, espacioso, en apariencia agradable, padece t ambién de los problemas provocados por las aguas albañales provenientes de las viviendas de los altos. “Todo se debe a una tupición y la humedad nos derrumbó una plaquita que teníamos aquí. Como los escombros estuvieron ahí tirados por varios meses, durante ese tiempo los trabajadores tuvieron que ser reubicados en otras unidades. Lo más lamentable es que la tupición continúa”, destaca.
Autoservicio Ayestarán
También con dos turnos de labor, de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. el Autoservicio Ayestarán, en la avenida capitalina del mismo nombre, sufre igualmente una compleja situación, aunque a decir verdad, su “mal” no llega al de su homólogo Chantres.
Yunandi Rodríguez Bandera, su administradora desde hace cuatro años, nos informa que desde diciembre pasado laboran con solo dos lavadoras, de las cinco que poseen. “Tuvimos un problema de alto voltaje y desde entonces no podemos trabajar con las tres máquinas restantes”.
En Linsay, en la Calzada del Cerro, tienen cinco lavadoras, pero solo funcionan tres, también con muchas dificultades. “Hace seis meses que las otras dos están rotas, no así las tres secadoras, que sí están en buen estado”, refiere Belkis Ponce, la administradora.
En El Guerrillero, en la calle Monte, la situación con los equipos no difiere mucho de las anteriores unidades. “Todas nuestras secadoras funcionan, pero de las seis lavadoras solo podemos contar con tres, pues las restantes llevan unos dos años rotas por falta de piezas de repuesto”, subraya Janet Díaz Camejo, al frente del colectivo.
En el Lavatín OK
El Lavatín OK es la única lavandería que funciona como cooperativa no agropecuaria en la ciudad. Su presidenta se nombra Paula Marina Fanjul, y ocupa esa responsabilidad desde la fundación de esa nueva forma de gestión económica en octubre del 2013.
“Al mes de comenzar la cooperativa ya estaban rotas todas las lavadoras. Ese es el principal problema que tenemos, el mantenimiento de los equipos. Deberíamos tener siete lavadoras y solo tenemos cuatro; así como cuatro secadoras y solo disponemos de una nueva y otra a medias”, subraya Paula Marina.
“Es que no tenemos un sistema que permita su arreglo, ya que no hay acuerdo al respecto con la Empresa de Servicios de La Habana —que es la dueña de los equipos—. Ante un problema, llamamos a la brigada de mantenimiento de esa entidad y vienen cuando pueden; si arreglan algo, no pagamos nosotros, pues no hay un convenio.
“Toda esa situación nos afecta mucho financieramente. Tenemos precios topados en el lavado y los clientes nos piden otros servicios —entre ellos disminuir el tiempo de la ropa en la unidad— pero con las condiciones actuales no podemos hacerlo”, concluye.
La capital estará priorizada
La directora de servicios del MINCIN explicó que luego de la reanimación en el 2006 se hizo muy difícil la reposición de piezas y ya hoy el equipamiento está muy deprimido. “Hemos determinado priorizar las unidades de la capital. El cargamento que llegará contiene unos 50 surtidos para los equipos fundamentales; es decir, lavadoras y secadoras”, refirió.
En tanto Aquiles Ramírez, especialista principal de Servicios en el MINCIN, destacó que hasta la década de los años 90 en La Habana existían más de 100 tintorerías, 300 unidades con servicio a domicilio y 45 autoservicios. “A partir de entonces vino el deterioro, con un desgaste acelerado, y una demanda que se mantiene muy alta”, dijo.
“La mayoría de las unidades han tenido problemas con el voltaje, lo cual afecta mucho las llamadas tarjetas electrónicas que resguardan las máquinas y, por tanto, han crecido las roturas. Incluso decidimos no entregar piezas de repuesto nuevas a ninguna unidad con variaciones de voltaje”, enfatizó.
Al respecto Irene Marité Cárdenas Pérez, directora general de la Empresa de Servicios Técnicos de La Habana, informó que en fecha reciente fueron resueltos por la Organización Básica Eléctrica territorial los problemas de voltaje, aunque consideró difícil sortear todas las dificultades acumuladas con la próxima entrada de piezas.
“Esa demanda responde a la situación que existía en junio pasado, hoy agudizada. Por demás, ya hicimos la demanda para el 2016”, insistió.
La directiva comentó, asimismo, que para sanear las grietas constructivas de Chantres, se acordó con el Consejo de la Administración su total reparación para el primer semestre del 2016, “aunque en el último trimestre del 2015 nuestra propia empresa le dará un mantenimiento más ligero”, dijo.
Finalmente ofreció una información halagüeña: “En fecha reciente entraron en funcionamiento, ya reanimados, los dos últimos autoservicios que completan los 25 de La Habana. Se trata de La Primera, de Regla, y Siboneyes, en Cojímar”, refirió.
Estimulantes salarios
En todas las unidades visitadas conocimos de las bonanzas de los nuevos sistemas de pago que allí se aplican, en especial los altos y muy estimulantes salarios que perciben sus trabajadores, a pesar de la compleja situación con lavadoras y secadoras.
De manera general, el criterio más extendido indica que los usuarios prefieren calidad y rapidez en los servicios que reciben, más allá de asuntos concernientes a los precios actuales. “Ya hay una tarifa cuyo cumplimiento debe ser exigencia diaria. Lo fundamental ahora es ampliar el número de servicios, así como su calidad”, aseguró Leovigildo Rodríguez, un asiduo cliente al autoservicio Ayestarán.