Los positivos acuerdos y resoluciones aprobados por más de 40 jefes de Estado y de Gobierno en la XXV Conferencia Cumbre de la Unión Africana (UA), celebrada en Johannesburgo, Sudáfrica, avalan la política de consenso, la autoridad y el reconocido prestigio de esa organización continental en su ámbito geográfico e internacional.
Sucesora, y a la vez renovadora de los objetivos y principios de su precedente, la Organización de la Unión Africana (OUA) — Addis Abeba, 1963—, la UA fue constituida oficialmente en Durban, el 9 de julio del 2002 y ha ido ampliando y consolidando su radio de acción en las esferas económica, política y social. También como eficaz mediadora de paz en los graves conflictos armados, fronterizos, étnicos, tribales o de carácter religioso, que convulsionan a un grupo de sus 54 países miembros.
Punto cardinal de su accionar es el de contribuir a la integración socioeconómica y política de un continente preterido, expoliado durante siglos por las potencias colonialistas, así como lograr un desarrollo estable propio, erradicar los altos índices de extrema pobreza que asolan a grandes sectores de su población y mejorar sus condiciones de vida, que no se corresponden con las fabulosas riquezas naturales de esta importante región del mundo que, en gran medida, financió el progreso económico e industrial de los países occidentales.
En esta nueva cita, bajo el lema Año de Empoderamiento de la Mujer y Desarrollo de África rumbo a la Agenda 2063, los debates abarcaron temas que antes de su inicio mantenían expectativas acerca de las posiciones de determinados centros de poder y fuerzas no homogéneas integrantes de la organización, y cierto escepticismo por parte de observadores políticos foráneos, dada la persistencia de guerras civiles, golpes de Estado o actos de extrema violencia o de terrorismo en la región.
El tema central de la Cumbre de la UA, enfocado en la mujer africana, su papel y desempeño protagónico en la actual sociedad civil del continente, fue objeto de un amplio debate y marcó el rumbo de importantes decisiones sobre la igualdad de género, con la implementación de acciones concretas para la inclusión de las féminas en la vida económica, financiera, social y política de la nación africana.
Las deliberaciones en torno al desarrollo de África rumbo a la Agenda 2063, que prevé alcanzar metas sostenibles y de menor dependencia financiera para la ejecución de proyectos y programas autóctonos, determinaron que los líderes continentales acordaran, como fecha límite, el año 2017 para concretar una zona de libre comercio.
El actual clima de confrontación e inestabilidad en Burundi por la oposición de sectores políticos a la decisión de su actual presidente de aspirar a un tercer mandato, considerada como violación a los acuerdos de paz suscritos en Arusha en el año 2000 para poner fin a la guerra civil que enlutó el país por más de una década, determinó el envío por la Cumbre de la UA de observadores de derechos humanos y especialistas militares para supervisar el desarme de grupos de diversas filiaciones políticas, con vistas a poder lograr acuerdos que permitan establecer un nuevo calendario para elecciones generales.
Relevantes han sido las gestiones conciliadoras y de paz realizados por la Unión en otros países del área que se han visto envueltos en rivalidades derivadas en conflictos armados, y grandes pérdidas de vidas humanas, dislocación de la población de sus localidades y miles de refugiados.
Las proyecciones de esta nueva cita de la Unión Africana, unida al desempeño de la Nueva Alianza para el desarrollo de África (Nepad), la Comunidad de Desarrollo de África Austral (Sadc) y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas), confirman la importante presencia de estas instituciones en la consolidación del porvenir y los genuinos intereses y proyectos de este prodigioso continente.