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Virarse para la ciencia

 

En Pinar del Río los embalses que abastecen de agua los campos de arroz se encuentran al 8 % de su capacidad. Foto: Eduardo González

La intensa y prolongada sequía que afecta a toda Cuba perjudicará la producción agropecuaria, esencialmente la de arroz, que depende de este líquido para su cultivo. En estos momentos directivos del Grupo Agroindustrial de Granos evalúan la situación en cada provincia para llegar a conclusiones sobre la cantidad real que se pudiera plantar en las actuales y próximas campañas.

Esta situación remite inevitablemente a intensificar la aplicación de la ciencia, no solo para cumplir al pie de la letra los instructivos técnicos de cada cultivo, sino también para sembrar la variedad idónea de acuerdo con el suelo y las disponibilidades de agua.

Durante el 6 o Encuentro Internacional del Arroz, efectuado recientemente, el Máster en  Ciencia, Telce González Morera, director del Instituto de Investigaciones de Granos, demostró que el potencial de rendimiento de las variedades de arroz se desaprovecha, pues cuando de alguna de ellas se obtienen nueve toneladas por hectárea (t/ha) en condiciones de experimentación, baja a cinco cultivada con buenas prácticas y a tres en la extensión agrícola.

El Estado cubano destina montos impor- tantes a la producción de granos, esencialmente de arroz, frijoles y maíz, dada la cantidad que aún se precisa importar para satisfacer el consumo y los altos precios que tienen en el mundo.

Sin embargo, explicó Telce, la reserva de los rendimientos potenciales no se aprovecha adecuadamente, pues cuando se piensa en aumentar determinada producción se planifica mayor cantidad de áreas en lugar de elevar la cantidad de alimento por área. Los productores tienen que conocer el entorno y prever el impacto que el cambio climático o las limitantes de recursos pueden tener en sus cosechas, afirmó.

La mayoría de los polos arroceros están en la zona sur, pegados a las costas, por lo que es esencial trabajar las obras para el drenaje de los campos y evitar que el agua salada penetre.

Especificó que también la degradación de los suelos conspira contra los resultados productivos, por lo que se requiere instrumentar técnicas de laboreo que beneficien y no perjudiquen un recurso que es muy difícil de recuperar por la acumulación de daños, sobreexplotación y descuido que han padecido.

Theodor Friedrichs, representante de la FAO en Cuba, alertó sobre la “perturbación mínima del suelo, evitando el exceso de labranza, hacer cobertura sobre el surco, y diversificar los cultivos. La agricultura de      conservación es la base para la intensificación sostenible de la producción de alimentos”.

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