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Día del Trabajador Jurídico: Una abogada para respetar

La relación con los clientes es buena. “Tengo cinco años en el bufete sin queja alguna”, señaló Yeissel. Foto: Agustín Borrego
La relación con los clientes es buena. “Tengo cinco años en el bufete sin queja alguna”, señaló Yeissel. Foto: Agustín Borrego

“¡Ella es tremenda!” Más de una exclamación como esta escuché mientras buscaba referentes sobre una abogada, débil visual, que en el bufete colectivo de Artemisa prefiere temas “peliagudos”, por decirlo de alguna manera.

Su nombre es Yeissel Aguiar Pardo y cinco años atrás egresó de la licenciatura de Derecho, en la Universidad Agraria de La Habana (UAH), donde todavía hoy directivos de la institución recuerdan sus intervenciones en defensa de asuntos que incidían en la masa de estudiantes.

De entonces a acá su vida es otra. Se inició en el mundo laboral en el propio municipio donde reside y un tiempo después contrajo matrimonio. En la actualidad está embarazada y cursa una maestría en Criminología, en la Universidad de La Habana.

Ejemplo de constancia, dedicación al estudio y amor a la familia, la joven abogada de 29 años se sobrepuso a sus limitaciones físicas y salió airosa en el ámbito de la salud, pues ha podido cumplir con todo lo propuesto. Afectada por la retinosis pigmentaria —enfermedad que empezó a avanzar luego de los 15 años— se incorporó a la escuela especial para ciegos y débiles visuales Abel Santamaría Cuadrado, ubicada en Ciudad Escolar Libertad. Allí cursó desde el sexto y hasta el noveno grados de forma interna, aprendió el ABC de lo que, posteriormente, le serviría para ser una persona independiente y alcanzar sus sueños, tanto en el plano personal como profesional.

El Derecho, una pasión

Más que azar fue pasión. Sin duda, el hecho de que su mamá trabaje (por más de 32 años) como secretaria judicial en el tribunal de Artemisa, propició que “creciera entre abogados, fiscales y jueces”.

Siempre tuvo inclinación por el Derecho y la seguridad de que era lo único que quería estudiar quedó demostrado cuando en 12 grado, incluso con 100 puntos de promedio, la solicitó como única opción. En su boleta de estudiante, nueve espacios quedaron vacíos.

Ese comienzo no auguró una trayectoria diferente al actuar que le ha caracterizado, primero como universitaria y luego como profesional. Se graduó siendo Título de Oro en la UAH y fue la mejor de la universidad en su año, aval indiscutible que le permitió en el 2010 integrar las filas de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC)*, sin que mediara un examen, tal y como está estipulado.

“Entré en la carrera con una motivación extra. En el 2005 tuve la posibilidad de representar a nuestro país en el XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que tuvo lugar en Venezuela. El día de la despedida, en el Palacio de Convenciones, sostuve un diálogo con Fidel.

“Yo iba a participar en el tribunal antimperialista, que es costumbre realizar en este tipo de evento, y hablamos sobre el tema. Me preguntó qué iba a estudiar y le dije: ‘Comandante, quiero ser jurista como usted y ponerme en función de la causa de los Cinco’”.

En el camino de lo penal

Cumplió con creces su promesa. Mantuvo en su provincia y en la universidad una actitud destacada a favor de los compatriotas cubanos injustamente presos en cárceles norteamericanas, y una vez graduada se inclinó por la abogacía, aunque como ella dice “me gustaba también ser jueza o fiscal.

“Lo laboral fue algo nuevo —explicó—. Dejas atrás la protección de tus padres, de la escuela, y te enfrentas a situaciones desconocidas; en este caso a clientes, casos, procesos. En la práctica, me he dedicado al Derecho Penal, es decir a representar a las personas que han cometido delitos, aunque he tratado casi todas las materias.

“En esta esfera me siento como pez en el agua, pues requiere de mayor oralidad. Es un trabajo ágil, dinámico. El abogado tiene la posibilidad de hablar más y eso se corresponde mejor con mi personalidad. Voy a prisiones, a juicios, establezco contacto con la policía, es un proceso que va desde la fase preparatoria hasta la sentencia. El Derecho Civil es más escrito, metódico.

“¿La relación con mis clientes? Es buena; tengo cinco años en el bufete sin queja alguna. Llevo lo mismo delitos de tránsito que asesinatos. Técnicamente es complicado, así que ¡imagínese para mí, teniendo en cuenta la discapacidad! No obstante, los resultados hablan por sí solos y muy pocas veces me he visto en la necesidad de acudir al recurso de casación después de recibir las sentencias de los tribunales.

“Mi mayor éxito es haberme integrado al colectivo de manera plena, sin discriminación. Mis compañeros me quieren y ayudan, la mayoría de ellos lleva muchos años en la profesión y, sobre los más jóvenes, algunos estudiaron conmigo y con otros he coincidido.

“Cuento con un gran respaldo, desde la junta directiva de la ONBC, su dirección provincial, hasta mi propia unidad, ubicada aquí en la cabecera municipal. Siempre me han ofrecido la posibilidad de participar en congresos, en las escuelas de verano, en los cursos de Derecho Procesal; trato de insertarme en todo, y muchas veces presento ponencias”.

Finalmente, ¿qué le aconsejarías a los jóvenes que hoy estudian la carrera y, en particular, a las personas discapacitadas que pudieran ejercer o no la profesión?

Les diría que estudiar es la mejor herramienta para conquistar el futuro y formar parte de la sociedad como seres humanos integrales, inteligentes y conscientes. A ese segmento de la población con alguna discapacidad —por tanto, que debe ponerle un esfuerzo extra a todo— le digo que no se subvalore, que vale muchísimo levantarse cada día y tener un motivo para salir adelante a partir de los méritos propios.

A los juristas, en sentido general, los exhorto a seguir trabajando como hasta ahora, con entrega, dignidad, sinceridad y, sobre todo, con mucha profesionalidad.

Una valiosa opinión

 “Yeissel es una abogada que desde que se incorporó a la organización lo hizo con mucho interés y motivación. Teniendo en cuenta su limitación física, al principio nosotros tuvimos dudas respecto a su capacidad para poder enfrentar la responsabilidad, pero rápidamente demostró su versatilidad. Tiene muchos conocimientos, de hecho fue Título de Oro en la universidad.

“Es una persona integral, que está en capacidad de afrontar litigios de varios tipos, pero lo que más le gusta es la defensa penal y a eso se dedica. Participa con entusiasmo en las actividades de superación profesional y siempre tiene algún trabajo entre manos”.

¿Por qué la fecha?

El 8 de junio se celebra el Día del Trabajador Jurídico. La fecha fue escogida en honor al insigne patriota Ignacio Agramonte, pues ese día — en el año 1865— defendió su tesis de grado para recibirse como Licenciado en Derecho Civil y Canónico, con calificación de sobresaliente, en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Su nombre y su obra han devenido símbolos para los juristas cubanos.

*Entidad autónoma, de interés social y carácter profesional, con patrimonio propio y personalidad jurídica amparada en el Decreto-Ley No. 81 del 8 de junio de 1984 del Consejo de Estado. Está integrada voluntariamente por juristas, que se especializan en el asesoramiento y representación de las personas naturales o jurídicas en todas las materias del Derecho. Los juristas miembros de la organización son abogados, quienes en el ejercicio de sus funciones solo deben obediencia a la Ley.

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