El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) ofrecen a Grecia desembolsar un último tramo de “ayuda” de 7 mil 200 millones de euros, de los 240 mil millones acordados con anterioridad. A cambio, dichos organismos exigen medidas neoliberales que el Gobierno griego excluye aplicar.
La administración helena había anunciado que no firmaría otro plan de rescate financiero con sus acreedores extranjeros, y que la solución a la situación económica pasa por la reestructuración de la deuda, el mantenimiento de salarios, pensiones, y un programa de desarrollo a largo plazo.
La nación sureuropea debe pagar cuatro préstamos por un total de mil 600 millones de euros al FMI en junio de este año, que comienza con un pago de 300 millones de euros el 5 de junio. Las autoridades han insistido en su propósito de pagar, pero no tienen dinero.
El Ministerio de Finanzas informó con anterioridad la cancelación al FMI de 460 millones de euros correspondientes a la cuota del mes de abril.
Las conversaciones entre Atenas y sus acreedores internacionales están estancadas desde finales de enero del 2015, cuando el primer ministro, Alexis Tsipras, llegó al poder con la promesa de poner fin a la austeridad. Su programa económico para superar la crisis, prioriza la protección social.
El ministro adjunto de Reforma Administrativa de Grecia, Yorgos Katrúgalos, afirmó el mes pasado, que de no llegar a un acuerdo romperán relaciones con la eurozona. Añadió que el Ejecutivo pedirá en referéndum: votar «no» a las demandas de la UE, si la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, instituciones prestamistas, declaran insuficiente lo abonado.
El Premier griego, aseguró que su Gobierno presentó un programa de reformas y que corresponde a Europa decidir si destraba los fondos de asistencia que el país necesita. La propuesta incluye concesiones, por lo que advirtió a sus compatriotas prepararse para tiempos difíciles, expone la prensa del 2 de junio.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, no cree que Grecia pueda alcanzar un acuerdo con sus prestamistas en los próximos días, y no descarta su salida de la zona euro. Esa posibilidad se comenta desde febrero, luego que el Gobierno heleno en reunión del Eurogrupo planteara la necesidad de dinero hasta septiembre para mantener la economía funcionando.
Atenas apoya el proyecto energético ruso-turco Turkish Stream, que suministrará gas natural ruso a Europa a través de Turquía y Grecia. Con capacidad de 63 mil millones de metros cúbicos al año, se prevé entre en funcionamiento a finales del 2016.
Estados Unidos presiona a los griegos para que se nieguen a participar en el proyecto, y en su lugar alinearse al Trans-Adriático, respaldado por la Casa Blanca, que recibirá gas procedente del mar Caspio, con igual propósito a partir del 2020.
Washington también exige a la República Helénica apoyar las sanciones contra Rusia; y, evidentemente, rechaza una posible salida de la nación balcánica de la zona del euro, que según analistas, golpearía los principales mercados mundiales.
Informa el sitio digital rtve.es, que la economía griega en el primer trimestre del 2015 se contrajo 0,2 % respecto al cierre del 2014. La inversión empresarial retrocedió 7,5 %, las exportaciones cayeron 0,6 % y las importaciones se redujeron en 0,7 por ciento. Además, se aceleró la retirada de depósitos de los bancos que perdieron 5 mil 600 millones de euros.
Grecia tiene alrededor de 11 millones de habitantes y una superficie de poco más de 131 mil kilómetros cuadrados. Según estadísticas del 2014 expuestas por el sitio elconfidencial.com, un tercio de la población vive bajo el umbral de la pobreza, la tasa de desempleo supera el 27 %, y el número de pobres se ha multiplicado por siete en los últimos cinco años. Más de 40 mil ciudadanos regresaron a trabajar la tierra para sobrevivir.
Reportes de última hora hablan de profundas diferencias con el Eurogrupo; y con la propuesta de los acreedores para el acuerdo que evite la quiebra de Atenas. En las negociaciones con la UE, Tsipras rechazó los recortes de pensiones y el alza de impuestos, por lo que no se ha llegado a una solución. “Todo puede pasar… Si Europa se ha vuelto loca, entonces el pueblo heleno puede tomar sus decisiones”, sentenció el ministro adjunto de Marina Mercante, Theodorís Dritsas.