¡Son magos!, respondieron a coro los pequeños, cuando Iris Maiteé les preguntó si sabían qué eran los innovadores.
Y ellos, los acogidos en el hogar de niños sin amparo filial de la ciudad de Las Tunas, rieron a mandíbula batiente; y, las visitantes, integrantes del Movimiento de Mujeres Creadoras, sonrieron asombradas por la exclamación.
Pero, no fue un acto mágico lo que propició el encuentro el Día Internacional de la Infancia en ese santuario de amor al prójimo, si no una obra de altruismo que distingue el desempeño cotidiano de los trabajadores cubanos.
Al lugar acudieron, además de Iris, Tania, Daisy, Aideé, Odalis… todas portadoras de mensajes de afectos develados en cada gesto, caricia, palabra…, y en los juguetes y útiles del hogar que donaron para “hacer más linda y agradable la estancia de estos muchachos en esta acogedora casa”, enfatizan.
Tampoco es mística la obra, sino resultado de un acto de solidaridad y entrega que convirtió sobrantes de procesos productivos en fábricas y talleres en carruajes, bates, camitas para muñecas, mesas de noche y de ventiladores, centros de mesa, cómodas, suizas, arreglos florales, esquineros para libros…
Los pequeños príncipes: Osiel, Juan Gabriel, Yaciel, Ana, Katerí y Enmanuel se sienten orondos de placer y reparten besos, abrazos… desbordan alegrías, regocijo y aprietan contra sus pechitos henchidos de amor los regalos recibidos.
Sonia, la joven devenida madre mayor de los pequeños, agradece la entrega, “porque contribuye al bienestar de mis niños y da continuidad a los gestos de otras instituciones y grupos que sistemáticamente nos apoyan”.
Iris, presidenta de la Anir en la provincia, explica que el donativo es parte del movimiento Manos por una sonrisa, que auspicia esta organización y que continuará esa práctica en salas y hospitales pediátricos del territorio.