Mendoza.- En esta provincia de la región centro oeste de Argentina se producen los mejores vinos del país. El arte de las cavas y los degustes es una tradición —surgida en el siglo XVI— tan enraizada entre los mendocinos, que no hay celebración alguna en la que el típico asado venga aparte de la mejor botella posible.
La selección masculina cubana de voleibol estuvo a punto de marcharse de esta urbe sin una buena razón para brindar, pero por fortuna sacó fuerzas para imponerse en cinco sets a los albicelestes la noche del sábado (17-25, 25-17, 25-21, 16-25, 15-9), en lo que fue su primera sonrisa en la XXVI Liga Mundial.
Las claves del éxito estuvieron en la calidad del servicio, la gran labor desplegada por el capitán Rolando Cepeda y el liderazgo ejercido de principio a fin por el incansable Javier Ernesto Jiménez, quien desde su incorporación al grupo no ha hecho otra cosa que incrementarle la autoestima y los deseos de ganar.
La potencia e intencionalidad del saque mantuvo en tensión a los receptores argentinos e impidió que el armador Demián González variara lo suficiente la ofensiva, sobre todo por el centro del trazado, un recurso que el viernes les había dejado grandes dividendos en su aplastante triunfo con pizarras de 25-18, 25-19 y 25-18.
Cepeda se vistió de largo con 28 puntos, repartidas en 22 ataques, dos bloqueos y cuatro tantos directos por servicios. Pero lo mejor fue su actitud de exigir balones en los momentos más difíciles del pleito, los cuales convirtió en puntos la mayoría de las veces.
Sobre Jiménez debe apuntarse que aún no está en perfecta forma, tras meses de intensa labor en la Liga Profesional Griega, pero así y todo marcó 17 rayitas y recibió a placer lo poco que le enviaron. Su ingreso al plantel —faltó a la serie liguera perdida ante Canadá (0-3 y 0-3 sets) y a la Copa de Campeones de Norceca— era crucial no solo para elevar el rendimiento, sino para hacer valer la actual política de contratación de atletas en el exterior. Mientras Javier estuviera fuera del mondoflex por razones burocráticas, muy mal empezaba esta nueva experiencia para el voleibol.
El auxiliar Osmany Uriarte no ha vivido sus mejores días en este inicio de campaña, víctima de cierta inseguridad y desconcentración a todas luces causadas por la falta de fogueo. También está por ajustarse definitivamente con el muy joven pasador Ricardo Calvo. Sin embargo, su papel en el tie break sabatino fue sorprendente y decisivo, lo cual pudiera significar un giro en su desempeño futuro.
El líbero Yonder García, el central Liván Osoria y Calvo han ido creciendo a pasos, en la medida que los partidos les ofrecen la oportunidad de calmar la ansiedad, tomar confianza y evaluar sus reales posibilidades. Partir de “cero kilómetro”, luego de seis meses sin actividad competitiva, es algo a resolver urgentemente.
Por más que se piense, el saldo inicial en la Liga es positivo. Los canadienses no eran asequibles en esta oportunidad y sacar una división de honores frente a la albiceleste de Julio Velasco cumplió con el más optimista de los vaticinios. Regresar a casa con algo en el morral merece elogios, pues este equipo no solo se desarmó antes del evento sino durante también, a causa de lesiones y un par de deserciones que jamás tendrán explicación.
Podría citar otras tantas calamidades afrontadas por los chicos en estos días, pero sonaría demasiado justificativo. Hay muchísimas dificultades técnico-tácticas y de actitud que resolver para poder crecer todavía más. Este primer brindis no puede omitir ese detalle.