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A los 45, seguimos “guapeando”

proyecto separataCuentan que un delegado de un congreso sindical responsabilizado con la edición de un boletín le comentó en tono pesimista a Raúl los problemas que le habían impedido imprimirlo, a lo que el General de Ejército, mostrándole el último número de Trabajadores, le contestó: “¿Tú ves este periódico?, los compañeros, con muy pocos recursos, lo hacen ‘guapeando’. Eso es lo que tienes que hacer tú: ‘guapear’, y ya verás cómo sales adelante”.

Tan criollísima anécdota, narrada por Jaime Gravalosa, el primer director de nuestro órgano de prensa fundado el 6 de junio de 1970, resume como ninguna otra las condiciones en que le tocó desenvolverse la publicación, que tuvo como principal inspirador a Lázaro Peña.

Las estrechas dimensiones de una oficina del cuarto piso del edificio de la CTC acogieron a sus escasos redactores provistos de no menos escasos medios para elaborar, al comienzo, un modesto tabloide de 12 páginas con una tirada que no rebasaba los 3 mil ejemplares, de salida irregular y que inicialmente se repartía gratuitamente en reuniones sindicales y colectivos laborales. Y fue el histórico XIII Congreso de la CTC, efectuado tres años más tarde, un momento también trascendental para nosotros, porque allí se ratificó oficialmente la existencia del periódico.

“Guapeando” transitamos de la salida irregular a la frecuencia quincenal, la semanal y finalmente nos convertimos en diario. En ese transcurso nos mudamos al local del antiguo periódico El Mundo y después nos instalamos en el cuarto piso del Poligráfico. Fue de los tiempos del diarismo el comentario de Fidel en un pleno del Consejo Nacional de la CTC: “Aprovecho para decir que cada día me aficiono más al periódico de los trabajadores, con su nuevo formato, su contenido, porque cada día trae más información sobre los problemas de la industria, de la producción, las distintas cosas, con mucha seriedad, lo digo, y muy útil, para nosotros es muy útil, para mí es muy útil”.

Cuando los rigores del período especial parecían amenazar nuestra existencia, recibimos en la redacción la visita del Comandante en Jefe, que nos alentó a continuar y nos comprometió con su pedido de que en las nuevas condiciones –el retorno al semanario— nos esforzáramos por hacer un periódico cada vez mejor. Los años duros no nos impidieron avanzar: en los 90 fuimos pioneros de la digitalización en la prensa, de la presencia en la red de redes, y seguimos “guapeando” por hacer un periodismo a la altura de nuestros lectores.

Hemos llegado hasta aquí sorteando innumerables dificultades, y al meditar sobre todo lo que nos falta no podemos dejar de pensar en una aspiración largamente acariciada por el colectivo, plasmada en la pregunta que le hizo Raúl por teléfono a nuestro anterior director, hace algunos años: “¿Y ustedes, cuándo vuelven a salir como diario?”

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