¿Sequía? Pugna de contrarios

¿Sequía? Pugna de contrarios

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Más de 50 mil capitalinos reciben agua por carros pipa, aunque la cifra tiende a disminuir por la conclusión de mantenimientos y otras medidas emergentes. Foto: Heriberto González Brito.
Más de 50 mil capitalinos reciben agua por carros pipa, aunque la cifra tiende a disminuir por la conclusión de mantenimientos y otras medidas emergentes. Foto: Heriberto González Brito.

 

Matilde y Mireya no quieren acordarse  de  los  días  angustiosos  padecidos  en    febrero  y marzo  últimos,  cuando  en  sus    municipios  de  residencia,  La  Habana    Vieja y Cerro, escaseó el agua por las redes y en varias  zonas  dependieron  del  servicio  por  carros  pipa.

Es la sequía, hay roturas, van a dar mantenimientos.  Si  nos  llevásemos  por  los  comentarios  pareciera  que  ningún  vecino  sabía  la  verdad,  a pesar    de  las  informaciones  que  fuentes  oficiales  aportaban  con  regularidad.  Otros,  más  suspicaces  o entendidos  en  la  materia,  fruncían  el  ceño  y  reflexionaban:  ¿falta  de  agua?,  claro,  con  tantos  salideros.

Todos tienen razón. A esa conclusión llegó el  equipo de Trabajadores luego de indagar entre expertos  que  gestionan  los  recursos   hídricos.

¿Pueden los habaneros hablar de sequía? 

Ante esa pregunta coinciden en que cualquier respuesta  transita  por  un  obligado  análisis.  Toman    como  base  la  cuenca  Almendares-Vento,  donde  a  fines  del  2014  hubo  sequía  hidrológica,  sujeta  a la    relación  lluvia/escurrimiento,  mientras  que  hoy  es    hidráulica,  porque  la  correspondencia  es  entre  la    demanda  y el  agua  disponible.

Son dos de las tres variantes básicas de ese cíclico  fenómeno  hidrometeorológico,  aunque  hay    otros  derivados  como  la  sequía  operativa,  que  ocurre  cuando  no  se  puede  suministrar  la  cantidad    acostumbrada  del  líquido.

Es una de las circunstancias que se da en la capital,  donde  son  entregados  como  promedio  más  de    600  litros  por  habitante/día,  casi  el  doble  de  la  nueva  norma  de  distribución  del  país.  Y según  datos    públicos  en  Internet con cierre de la década pasada,  cinco veces lo registrado en la ciudad de Barcelona  y poco más de cuatro de lo consumido en Londres.

“Peor ocurre en la fuente Ariguanabo, cuyas  entregas  representan  unos  800 litros  por    habitante/día”,  afirma  el  ingeniero  Antonio Castillo, subdirector de operaciones en la empresa Aguas  de La Habana, que desde hace 15 años administra  esa actividad en ocho municipios de la provincia y  a partir del 2016 asumirá los restantes.

Una de sus explicaciones resulta muy ilustrativa:   “Las  cuencas  de  abasto  son  como  las  cuentas    bancarias.  Si  ingresas  pero  sacas   más  de  lo  que    depositas,  poseerás  cada  vez  menos  y si dejas  de    ahorrar,  un  día  no  tendrás  dinero.  Eso  pasa  con  el    agua”.

El hombre no puede cambiar el régimen de lluvia  pero  sí  el  de  extracción  del  líquido.  No  constituyen  privativas  de  La  Habana  cifras  manejadas    desde  hace  una  década:  sigue  perdiéndose  más  de    la  mitad  del  agua  bombeada,  principalmente  en  las    redes  intradomiciliarias,  más  del  20  %,  y se  acerca    a  ese  porcentaje  en  las  grandes  conductoras.

No hay otra forma de revertir esos números  —subraya Castillo— que no sea seguir los planes  de rehabilitación y de metraje, requisitos indispensables  con  vistas  a que  rija  una  nueva  tarifa  escalonada  de  cobro  para  el  sector  residencial.

Tal medida está relacionada con el control a  que debe propender la Ley del agua, norma por decretar  y un  paso  superior  luego  de  que   el  Consejo    de  Ministros  aprobara  en  diciembre  del  2012  la  política  sobre  ese  recurso.

La naturaleza pasa la cuenta 

Hasta aquí es evidente que inversiones y ahorro  son palabras de orden, pero a la naturaleza no hay  quien  le quite la cuota por la cual muchos habaneros  han  visto   dilatados  los  ciclos  en  el  suministro    de  agua  y haya  más  de  58  mil  760  “montados”  en    plan  de  abasto  con  carros  cisterna,  incluidos  los    cerca  de  32  mil  330  que  de  manera  permanente  reciben  el  líquido  por  idéntica  vía.

Unos 120 de esos equipos de casi todos los organismos  funcionan  diariamente.  Con  igual  frecuencia  las  autoridades  capitalinas  analizan  la  situación  y los  asignan,  priorizando  hospitales,  escuelas,    círculos  infantiles  y panaderías,  asegura  el  máster    Carlos  A.  Luaces  Socarrás,  subdelegado  de  Planeamiento  y  Desarrollo  en  la  Delegación  de  Recursos    Hidráulicos  en  La  Habana  (DPRH).

Por sus explicaciones llegamos a la conclusión  de que, como en la mayor parte del país, acá también  se  sienten  los  efectos  de  la  sequía  hidrológica.

No se deje engañar por las cifras globales. Los  aguaceros esporádicos son tan locales que quedan  alejados  de  los  principales  lugares  de  abasto,    ubicados  en  su  mayor  parte  al  sur  de  Artemisa  y  Mayabeque,  o  de  la  cuenca  Almendares-Vento,  proveedora  aproximadamente  del  47  % del  agua  que    consume  la  población  habanera.

Esta última debe recuperarse a partir de junio,   pero nunca por encima de los valores medios históricos,  pues  solo  las  libraría  de  esa  condición   que  el    período  lluvioso  hiciera  honor  a ese  nombre.

El único sistema que escapa es el de planta de  Filtro o Coca-Zarza-Bacuranao, presas con más  del 75 % de llenado pues se sigue trasvasando agua  desde el embalse Jaruco, una obra emergente acometida  cuando  la  sequía  del  2010,  precisa  el  especialista.

En e l  lado opuesto y no solo geográfico está la cuenca  Ariguanabo,  que  abastece  la  parte  oeste.  Su  estado    es  desfavorable,  con  tendencia  a no  recuperarse.

A ello se suman los déficits en los manantiales  de las fuentes de Vento y Aguada del Cura. En estos  momentos los de la taza chica de Vento están secos y  los de la segunda ya no aportan al denominado nudo  de Palatino, y solo se pueden bombear unas tres horas  para  Santiago  de  las  Vegas,  agrega  el  subdirector  de  operaciones  en  Aguas  de  La  Habana.

La rehabilitación de conductoras es una de las obras que permite eliminar un alto porcentaje de pérdidas de agua. Foto: Heriberto González Brito.
La rehabilitación de conductoras es una de las obras que permite eliminar un alto porcentaje de pérdidas de agua. Foto: Heriberto González Brito.

 

Precisa que desde fines de febrero hasta marzo  último, la escasez de agua se agravó por los problemas  eléctricos  y los  salideros  que  provocaban    grandes  pérdidas  en  Cuenca  Sur,  lo  cual  perjudicó    a  unos  45  mil  habitantes  en  La  Habana  Vieja,  Plaza    de  la  Revolución,  Diez  de  Octubre,  Centro  Habana    y  Cerro.

Saldar deudas

Fue aquel un momento de decisiones inevitables  porque en el acueducto El Gato también se registraban  grandes  pérdidas.  Las  labores  de  mantenimiento  aquí  y en  Cuenca  Sur  permitieron  recuperar  unos  900 litros  por  segundo  que  se  perdían  y  que  al  año  representan  millones  de  metros  cúbicos.    Además,  se  trabajó  para  estabilizar  el  abasto  en    San  Miguel  del  Padrón.

Unido a esto, las obras de rehabilitación son testimonio  directo  de  los  casi  64 millones  de  pesos  aprobados  para  inversiones  hidráulicas  en  la  capital,  que    benefician  a la  mayoría  de  los  municipios.  Ya  están  en    fase  conclusiva  los  trabajos  realizados  en  la  conductora  de  la  avenida  51,  cerca  del  Instituto  Técnico  Militar    José  Martí,  y se  preparan  las  condiciones  para  actuar    en  la  de  Vives,  paralela  a la  calle  Monte.

Igualmente son adelantadas algunas obras previstas  para  el  segundo  semestre,  con  repercusión    directa  en  minimizar  los  efectos  de  la  sequía,  así    como  en  los  servicios  de  alcantarillado  y drenaje,    expone  el  subdelegado  de  Planeamiento  y  Desarrollo  en  la  DPRH.

Por ejemplo, desde Ariguanabo se construye  una conductora para dar agua a la zona alta de  Punta Brava, y la reparación de  tramos en Quivicán  y Pedro  Díaz  beneficiará  sobremanera  a los    cinco  municipios  del  centro.

De forma paralela sigue marchando el programa  integral  de  rehabilitación  de  redes.  En  La    Habana  Vieja  la  sustitución  de  las  de  acueducto  concluirá  en  el  2017  mientras  que  para  toda  la    provincia  el  plan  durará  hasta  el  2025  y cinco  años    después  el  de  alcantarillado  y drenaje,  expresa  el    máster  Luaces  Socarrás.

Es elemental que no podemos darnos el lujo de esperar hasta entonces para que todos interioricemos,  pongamos  en  práctica  y  sistematicemos  desde    las  elementales  hasta  las  más  radicales  medidas  de ahorro  y uso  racional  de agua.

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3 comentarios en ¿Sequía? Pugna de contrarios

  1. Los problemas de la sequía hay que solucionarlos con la toma de medidas sobre las causas que originan el distanciamiento de las lluvias dadas por: la obstrucción de las corrientes superficiales en las cuencas, la disminución de la vegetación, el debilitamiento del ciclo del agua, la baja decantación en los reservorios naturales (manto freático).

    «Las corrientes de la naturaleza soportan las redes creadas por el hombre y si estas no funcionan, las segundas tampoco»

    Saludos, Onelio

  2. Ya ni 3 horas se bombea el agua a Santiago de las Vegas, mas que una falta de agua, es una falta de respeto de todo tipo, vivimos como animales, quitan el agua y no le informan a la población de nada, ningun delegado se personifica a informarle al pueblo lo que está sucediendo, la gente anda como zombies por la calle mirando las tuberías a ver si ven caer una gota, eso no es vida !!!

  3. vaya si no es mucha molestia las fotos las ponen mas chiquitas a ver si los infelices q tienen un estrecho de banda puedan abrir la pagina algun día, saludos

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