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La cadena de suministros: No es cuestión de moda

Por Martha Gómez*

Hablar hoy de cadenas de suministro, un escalón superior de desarrollo  de las cadenas productivas, no constituye una moda, es una necesidad de  primer orden de la economía cubana.  A una empresa le resulta prácticamente imposible que sus productos  concurran al mercado por su gestión  individual; es preciso recurrir a otras  entidades para conseguir que el flujo  de mercancías y servicios llegue eficiente, con calidad y oportunamente  al cliente final.

¿Cuál es la probabilidad de que salgamos al mercado a buscar un producto o servicio y lo encontremos?, la respuesta es una alta incertidumbre, y no es que no esté en  algún punto del canal logístico; solamente no se ha coordinado bien su  paso a través de las diferentes entidades que forman parte de la red logística requerida para llevarlo desde  sus fuentes de materia prima, pasando por la transformación de estas y posterior comercialización ya como  producto terminado.

Esta situación viene dada esencialmente porque la conexión entre  las entidades que intervienen en la  obtención de determinados productos y servicios finales ocurre  mediante estructuras administrativas  en las  que en los enlaces se encuentran empresas netamente comercializadoras. Ahí priman las relaciones de compra-venta y cada una asume su logística de forma independiente y no coordinada. Aparece entonces el concepto de cadena productiva.

Se requiere pues,  pasar a otra forma de encadenamiento productivo en la que, sin dejar de actuar las  estructuras administrativas, se potencien las colaborativas, donde priman las relaciones de cooperación.  Surgen así  las cadenas de suministro, en las que todos los actores trabajan fijando la vista en el cliente  final del producto o servicio que se  brinda.

Una cadena de suministro es una red global usada para llevar productos y servicios que va desde la materia prima hasta el cliente final a través de un flujo diseñado de información, distribución física y  efectivo. En una de ellas se requiere la coordinación de centros pertenecientes a varios grupos empresariales, organismos, sectores o ramas  de la economía nacional y actores  internacionales, de forma que se garanticen flujos de carga oportunos y con mínimos inventarios a lo largo  de todo el canal logístico y los corredores de carga del país.

Las principales etapas a transitar para el desarrollo de la gestión  integrada de las cadenas de suministro son: 1) centrada en la organización e integración interna en  las empresas partícipes de la cadena para ponerlas en condiciones de ejercer esa función de forma efectiva, haciendo hincapié en su diseño  e implementación del sistema logístico; 2) centrada en la organización  de la integración de la cadena de suministro; 3) centrada en consolidar  las bases y técnicas para realizar la  gestión integrada en la cadena de  suministro, y 4) centrada en la innovación para ampliar la agregación  de valor a los productos y servicios  de cara al cliente final, o sea, convertirse en red o cadena de valor.

Para insertarse o convertirse de forma competitiva en cadenas globales de valor, lo que predomina en  el mercado internacional, se requiere alcanzar como mínimo la tercera  etapa.

El fomento de las inversiones extranjeras exige que estas sean parte  de cadenas de suministro, lo cual   es la forma de  irradiar desarrollo  a toda la economía y que no se conviertan en competidores agresivos  de la base productiva existente.

Análisis realizados de investigaciones internacionales han permitido concluir que el desarrollo  de la competitividad en los países  está relacionado directamente con  la amplitud con que se organicen las  cadenas de suministro en que participan las empresas hasta llegar al  cliente final.

*Doctora en Ciencias Técnicas

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