La aplicación desde junio del 2014 de la Resolución 17, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en la empresa de Tabaco Torcido Habana, ha condicionado un cambio en la mentalidad de sus trabajadores: si antes laboraban por sobrecumplir las normas, ahora lo más importante es producir con la máxima calidad.
Ello les permitió reducir a 4 % el índice de rechazo (fue de 22,3 % en el 2013 y de 6 % en el 2014) de los habanos, lo que se considera el talón de Aquiles de estas industrias, dada la exigencia extrema que hace Habanos S.A. a los puros, altamente cotizados en el mercado nacional en divisas y en el internacional.
Este logro lo experimentan a pesar de haber trabajado desde septiembre pasado y hasta abril con la peor capa de toda la historia. “La gente se acostumbró a aprovechar al máximo aquella materia prima, a sacarles cada parte útil a las hojas, y ahora que nos están llegando buenas, porque son de la cosecha de este año, los resultados del mes de mayo son mejores”, explicó Juan Amador González, director general de la empresa que obtuvo los mayores índices de eficiencia en el 2014, con los cuales ganaron la sede de las actividades centrales por el aniversario 104 del natalicio de Lázaro Peña y por el Día del Trabajador Tabacalero, que se celebran este 29 de mayo.
No obstante, todavía falta capa suficiente para que los tabaqueros de esta región puedan laborar a plenitud. “Alcanza para cumplir la norma, pero no han podido habilitar los sábados cortos para trabajar por falta de materia prima”, puntualizó Lisandro Hernández Porto, un preciosista torcedor de habanos robustos en la fábrica José Manuel Seguí, de Güira de Melena.
Calidad: proporcional a ganancias y salario
La empresa de Tabaco Torcido Habana se empeña para que todas sus entidades logren eficiencia productiva y económica; de sus 13 unidades empresariales de base solamente dos incumplen sus planes de producción, por lo que se precisa el aporte del resto para compensar los datos globales.
Mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas y el despalillo, crecer en las capacidades instaladas, acondicionar bien la materia prima que llega a los tabaqueros, garantizar una adecuada alimentación y otros aspectos relacionados con la llamada atención al hombre, han sido clave para conseguir el salto de esta empresa.
En los últimos 11 meses se muestran significativos crecimientos en la productividad, el salario (aumentó de 954 pesos promedio mensual en el 2014 a mil 579 en abril), una mejoría sistemática de la calidad, mientras disminuyen el ausentismo y la fluctuación de la fuerza laboral, esta última uno de los problemas más graves que debió enfrentar la administración en tiempos precedentes.
Para formar un tabaquero se necesitan nueve meses y cuesta 12 mil pesos; muchas veces después de concluir este período se van de la fábrica y perdemos todo ese esfuerzo, explicó Juan Amador. Ahora, por iniciativa de la fábrica José Manuel Seguí, aplican un test psicométrico a quienes deseen ingresar en los cursos de formación y solo aceptan a quienes lo aprueben. La primera experiencia dio como resultado que de 16 jóvenes se graduaron 11, cuando el promedio anterior era que por cada cinco terminaban dos, argumentó Armando Carmona, director de este taller.
Las ventajas del ahorro
Las dificultades que enfrentaron los trabajadores con el déficit y la mala calidad de la materia prima también los “entrenaron” en el ahorro, en la práctica de hacer más tabacos con menos cantidad de hojas: la norma era de 4,5 manojos de capas para mil unidades y lograron completar esa cantidad con 3,9.
Aplicar esas medidas no ha sido fácil, asegura el director de la empresa, pero las discusiones hasta lograr el consenso en los consejos de dirección y luego con los trabajadores en cada fábrica han permitido un entendimiento y las respuestas de los colectivos, pues los resultados se reflejan en un mejor salario y la acumulación de utilidades, que se reparten al final del año.
Solamente la reducción del índice de rechazo mencionado al inicio de este reportaje, significó un ahorro de más de 2 millones 800 mil pesos en el primer cuatrimestre del año, una cifra que puede multiplicarse al finalizar el calendario, indicó Amador.
Otra de las ventajas es que actualmente pueden darse el lujo de tener 916 mil puros guardados en sus escaparates; eso es la garantía de un mes de producción de la empresa, por lo que ante cualquier eventualidad que se presente en la producción podrán reemplazarla con esas reservas, aseveró el director general.
De los casi 10 millones de habanos para la exportación que salen de sus fábricas, Torcido Habana tiene la responsabilidad de entregar más de 4 millones 500 mil unidades para la venta en CUP, además de 106 toneladas de tabaco en rama que salen de su despalillo y se emplean en sus propias manufacturas o se venden a la empresa nacional de rama.
Tantos éxitos no encubren dificultades que aún limitan las reservas productivas de los mil 600 trabajadores que a ella pertenecen. Juan Amador sostiene que se puede sacar más provecho aún con la correcta disciplina tecnológica y del instructivo técnico que existe para cada actividad de las tabaquerías.
La histórica inestabilidad de la llegada de los insumos para el terminado de los habanos (cajonería y habilitaciones) frenan la producción, pues solo en abril faltaron recursos para hacer 300 mil puros, por lo que dejaron de ingresar 700 mil pesos.
“Y a pesar de los resultados económicos tan buenos, estamos en crédito vencido (86 días cuando la visitamos) por la no ubicación en el banco del fondo del subsidio y las ventas por exportaciones.
“Nos deben el Grupo Tabacuba y el Ministerio de la Agricultura, y como no establecemos relaciones contractuales con ellos no los podemos demandar tampoco; de hecho tenemos que solicitar créditos para saldar nuestras deudas cuando en realidad debemos hacerlo para desarrollarnos”, especificó el directivo.
Jolgorio merecido
Alrededor del 29 de mayo, en la empresa de Torcido Habana (está enclavada en San Antonio de los Baños, pero tiene unidades productivas en Mayabeque y varios municipios de la provincia de Artemisa) se han desarrollado infinidad de actividades, que van desde las históricas de recordación al Capitán de la Clase Obrera y visitas al Bosque Martiano, hasta las competencias de torcedores, cocineros y de jugadores de dominó.
En el acto nacional, que se efectuará ese propio día en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, se reconocerá la labor sobresaliente de un grupo de trabajadores que por más de 20 y 25 años han permanecido fieles al sector de las hojas y las chavetas.
Entre ellos estará Digna León Domínguez, una mujer que comenzó muy joven su vida como torcedora y ya lleva 27 años poniéndole todo su amor a una tarea que requiere habilidad y constancia: “El arte de hacer tabacos nace con la persona; aprendí en esta fábrica (Seguí) y tuve un maestro extraordinario. Me gusta hacer robustos, hago un poco más que la norma diaria y gano alrededor de 500 pesos mensuales y otros 20 CUC como estímulo por la calidad”.
Desde su puesto, Gloria Mendoza, quien dirige la sección sindical de la José Manuel Seguí, precisó: “La unidad entre los trabajadores, las organizaciones y la administración son el éxito de la empresa; hay líderes que defienden los intereses de los colectivos y los del Estado, en una fusión cuya suma total da más”.
Estas son las razones por las que siempre habrá que defender la producción tabacalera y en especial la de habanos; Cuba no promueve su consumo, pero no cederá su apetitoso mercado ni está dispuesta a perder la calidad del mejor tabaco del mundo.