Aunque muchos trabajadores desconozcan el término cadenas de suministros, una vez adentrados en su conocimiento, podrán hasta opinar acerca de qué se hace en su entidad o unidad empresarial y cómo contribuir con un término nada novedoso a escala mundial y que en Cuba ha tenido pocos ejemplos.
De ahí que el encadenamiento productivo forme parte de las prioridades en la actualización del modelo económico, y por ende de políticas para incentivar proyectos integrales, especialmente en la rama industrial, y de una nueva legislación que las sustente. Explícita es la Ley No. 118 o de Inversión Extranjera aprobada en el 2014, que orienta al empresariado a diversificar y ampliar los mercados de exportación, “al acceso a tecnologías de avanzada, la sustitución de importaciones, priorizando la de alimentos”.
Igualmente se encauza hacia “la obtención de financiamiento externo, la creación de nuevas fuentes de empleo, la captación de métodos gerenciales y la vinculación de la misma con el desarrollo de encadenamientos productivos, así como al cambio de la matriz energética del país mediante el aprovechamiento de fuentes renovables de energía”.
Y es que innegablemente muchos procesos, fabriles o no, incluido el embalaje, la transportación y comercialización de las mercancías transitan por la inyección de capital foráneo.
Aunque el dinero no lo es todo, y les recuerdo las asambleas realizadas en todos los colectivos laborales a inicios de año, en las que los trabajadores opinaron acerca de qué hacer para aumentar la productividad, sinónimo de participación di- recta en el crecimiento de la economía y en la eliminación de algunos elementos subjetivos que también impiden que prospere el embrión de lo que debe derivar en una adecuada sucesión de procesos, como por ejemplo, la edificación de una fábrica o un hotel.
Por eso y dirigido a organizar las construcciones fue publicado en la Gaceta Oficial en enero último, el Decreto No. 327, Reglamento del proceso inversionista, que dota a quienes intervienen en esa actividad de los elementos esenciales para laborar con eficiencia en las ideas conceptuales de la obra, desde los proyectos y los suministros hasta su ejecución y diseño del mantenimiento.
Otras normas jurídicas vigentes desde el 2007 para respaldar el tema que nos ocupa son el Decreto-Ley 252, contentivo de los principios del Perfeccionamiento Empresarial, aunque no incluye el de la cooperación de la empresa con otras entidades que complementen su trabajo; y el Decreto 281, Reglamento para el sistema de dirección y gestión empresarial, el cual especifica la necesidad de lograr conexión interna pero, por ejemplo, desconoce el vínculo externo para conformar enlaces de suministro y polos de desarrollo.
No obstante esas limitaciones y otras en la legislación referida a estos temas, especialistas consulta- dos consideran que no constituyen un freno para multiplicar en la economía cubana las cadenas productivas, en cualquiera de sus niveles.