![Mario Castro Bombalier. Foto: Heriberto González Brito](https://www.trabajadores.cu/wp-content/uploads/2015/05/PERI0395-1024x768.x10671.jpg)
Un día llegó a Trabajadores un oficial licenciado del Ministerio del Interior llamado Mario Castro Bombalier, a quien la dirección confió la misión casi imposible de garantizar, con el menguado y maltrecho parque de vehículos del periódico, el movimiento incesante del colectivo periodístico y otras tantas gestiones de la publicación, como el apoyo solidario a trabajadores que por razones de enfermedad o personales lo han necesitado.
Pero para Castro, quien había sabido conquistar los grados de Mayor y obtener numerosas condecoraciones como las distinciones durante su servicio en el MININT por X, XV y XX años, la tarea asignada no podía dejar de ser cumplida y en su realización hizo derroche de su capacidad organizativa. No dudó en innumerables ocasiones en dejar su puesto detrás del buró desde donde dirigía su pequeña tropa de choferes, para colocarse al timón de su Hyundai blanco y trasladar o recoger a un compañero a cualquier hora del día, la noche o la madrugada.
Y es que si algo nos entregaba en cada jornada aquel hombre esencial para el colectivo era su ejemplo. Ello nos llevaba a todos a perdonarle sus frecuentes refunfuños, derivados en parte de las carencias, en parte de la falta de previsión de nosotros mismos y también de la angustiosa enfermedad respiratoria que padecía, causante el pasado 18 de mayo de su pérdida irreparable.
Irreparable es el adjetivo justo, porque vendrán otros a ocupar su puesto, pero no llegarán con ese andar de pasos largos y algo balanceados como del marino poco habituado a estar en tierra; porque no lo escucharemos informar ante el núcleo del Partido o una reunión de la dirección o del sindicato sobre la gestión de su área, con ese aire un tanto misterioso de agente retirado; porque no lo veremos ponerse colorado de risa, puesto que motivos para alegrarse también los tuvo, a pesar de las dificultades; porque no pelearemos más con él por un carro o por una recogida que en las peores circunstancias sabíamos que él resolvería.
Sobran palabras para recordarte. Sentimos tu ausencia, Mario Castro.