Detroit.- Vivir por unos días en el Renaissance Center, sede mundial de la compañía de automóviles y camiones General Motors, posibilita adentrarse en la historia profunda de un gigante de la industria estadounidense, cuyos días de gloria y oscuridad han dejado huellas indelebles en esta ciudad del estado de Michigan.
En el corazón del más imponente edificio de la urbe, inmensas telas promocionales celebran el último gran logro de la empresa: haber llegado a inicios de mayo a la cifra de 500 millones de unidades producidas, algo imposible todavía para sus grandes competidores a nivel global.
El suceso ocurrió en la planta Fairfax, del estado de Kansas, y se trató de un Chevrolet Malibu modelo 2016. Allí tuvieron lugar los festejos iniciales de la hazaña, que luego se han trasladado al lobby de su lujosa casa en Detroit, donde cerca de 50 vehículos de reciente fabricación componen un museo de la velocidad, el confort, el lujo y la alta tecnología.
Miles de visitantes recorren diariamente la impecable exposición mundial de Chevrolets, Cadillacs, Buick, Opel, GMC y otras marcas asociadas, cautivados por la majestuosidad y perfección de las piezas.
No faltan la foto para el recuerdo y la sonrisa de satisfacción ante el privilegio de apreciar de cerca tantos coches de ensueño. Otros sienten muy lejano el día en que podrán llevarse un ejemplar a casa.
De cualquier manera, se trata de una visita placentera, divertida, una especie de culto al motor que ha devenido tradición del visitante en uno de los complejos arquitectónicos más grandes de Norteamérica y el mundo.
Sin embargo, la historia en este lugar está contada solo parcialmente, pues junto al brillo, la opulencia y el caché hay que hablar de los costes sociales, económicos y medioambientales que el negocio del automóvil nos ha ido legando. Pero de eso no se habla en la exposición de General Motors.
GM surgió en 1908 en la principal urbe de Michigan. Durante todo el siglo XX y los primeros años del XXI se sostuvo como líder mundial de la industria automovilística. Su auge trajo desarrollo a la ciudad de Detroit y empleo a miles de trabajadores que construyeron sus vidas en la rivera oeste del río del mismo nombre.
Sin embargo, en el 2009 la compañía se declaró en bancarrota luego de varios años de maniobras en el mercado financiero. El camino hacia la quiebra estuvo cuajado de eventos estremecedores y premonitorios, como el retiro negociado de cientos de trabajadores, el despido masivo de más de cien mil empleados y el cierre de al menos 13 fábricas en Michigan, Pensilvania, Missouri, Oregón, Georgia, Tennessee, Oklahoma, Ohio y la provincia canadiense de Ontario.
En Detroit, particularmente, el estremecimiento todavía se palpa en las ruinas de las fábricas abandonadas, el decrecimiento poblacional, el deterioro de los servicios públicos, la falta de retoque y mantenimiento que se aprecia en la urbe, y el aun leve mejoramiento del negocio inmobiliario, colapsado casi totalmente hacia el año 2009.
En términos medioambientales el problema no ha sido menor, aunque sus consecuencias se han sentido en menor medida que la crisis económica. GM se ha caracterizado por producir vehículos pesados y contaminantes, aunque desde el 2008 profundizó su política de protección medioambiental mediante autos híbridos que emplean etanol y gas fundamentalmente. También construyeron autos eléctricos que no tuvieron el éxito esperado debido al poco interés de los consumidores.
En este momento GM evidencia estabilidad en sus operaciones y una tendencia al alza en las ventas, pero ello no significa que con las dificultades sociales antes planteadas esté sucediendo lo mismo. No obstante, en Detroit se notan ahora mismo leves aires de revitalización y algunos barrios obreros ubicados en la periferia comienzan a revivir paulatinamente.
El renacer, sin embargo, no ha sido una panacea. El pasado año la compañía tuvo que retirar casi dos millones de equipos por dificultades de funcionamiento, una cifra importante aunque todavía lejana de su récord histórico en este indicador: los 6,6 millones de unidades catalogadas de defectuosas en 1971. (fuente)
Es cierto que sus utilidades se han mantenido estables desde el 2010 y que su mercado en Estados Unidos se consolida, pero también que sus ventas internacionales decrecieron en casi dos puntos porcentuales desde el 2007 a la fecha. Ahí hay un peligro latente. (fuente)
Para este 2015 la General Motors Company se propone asaltar de nuevo la historia. Quiere vender unos 19 equipos por minuto para redondear 10 millones antes de que acabe la jornada del 31 de diciembre. De lograrlo sería su nuevo tope. También prevé iniciar una inversión de 5 mil 400 millones de dólares con el fin de mejorar los centros de producción.
Ojalá que tales estrategias acaben beneficiando a la gente común de Detroit y otros lugares del mundo. No duden que la opulencia de las oficinas de General Motors poco tiene que ver con la vida diaria de millones de seres humanos en este país.