Uno de los 11 mil 903 civiles asesinados en 1980 en El Salvador fue el Monseñor Óscar Arnulfo Romero, crimen con el que se inició una cruenta guerra civil que asoló a la nación centroamericana durante más de una década.
Treinta y cinco años después, el sacerdote defensor del pueblo será beatificado este sábado 23 de mayo, en un acto solemne organizado por la iglesia católica en El Salvador en el que participarán delegaciones de varios países.
Entre los invitados a la ceremonia estará la delegación de Cuba, encabezada por el Primer Vicepresidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, acompañado por la jefa de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC, Caridad Diego Bello; el viceministro de Relaciones Exteriores, Rogelio Sierra Díaz; y la embajadora de Cuba en la nación centroamericana, Iliana Fonseca Lorente.
El proceso de beatificación de Romero comenzó el 24 de marzo de 1990 con la introducción de una causa sustentada en las difíciles circunstancias de su vida y muerte, pero la solicitud formal no fue presentada hasta el 12 de mayo de 1994.
En noviembre de 1996, la Santa Sede aceptó la causa como válida, pero después quedó estancada y no fue hasta 2005 cuando la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que se continuase el proceso, dice Telesur.
Ese caso estuvo bloqueado durante años por temor a que se le asociara a la polémica Teología de la Liberación seguida por varios sacerdotes latinoamericanos, cuya creencia también significó la sentencia de muerte de algunos de ellos y la excomulgación, en otros.
El Papa Francisco desbloqueó el proceso de beatificación de Monseñor Romero en 2013, y dos años más tarde (2015) aprobó el decreto en el que se reconocía el «martirio» de Romero in odium fidei. Es decir, que fue asesinado por «odio a la fe». La declaración del martirio fue fundamental para su beatificación pues entonces ya no fue necesario probar que hubiese obrado un milagro ante un comité de médicos y teólogos, tal como lo exige la doctrina.
En un primer momento el candidato es declarado Siervo de Dios “si se comprueba, por el testimonio de las personas, que el comportamiento del candidato fue ejemplar”.
En el segundo, la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano aprueba la «positio» en un documento que incluye, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios.
Luego de pormenorizadas averiguaciones, si se llega a la conclusión de que sus virtudes fueron heroicas, el Santo Padre lo declara Venerable.
El tercer momento de este proceso es el de la Beatificación. La Santificación es el último paso de la canonización, y puede ocurrir si un milagro fuese atribuido al Beato luego de adquirir esa condición.