“Me gustaría, cuando la Bienal concluya, tener la satisfacción de que la sociedad cubana ha disfrutado y valorado este paisaje escultórico que ha sido exclusivamente concebido para esta tierra”, comenta Consuelo Císcar Casaban (Picanya, Valencia, 1945), prestigiosa crítica, galerista y curadora de arte, quien se desempeñó durante más de 10 años como directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (Ivam), considerado como uno de los museos más importantes de Europa. Ella traerá al encuentro internacional de las artes plásticas de La Habana una muestra colateral de esculturas titulada Conexiones cartográficas, la cual forma parte del proyecto Zona Franca.
En concordancia con los presupuestos —ya tradicionales— de la Bienal de La Habana, la concepción ideoestética de la Císcar está conformada por obras escultóricas que se instalarán al aire libre en el Parque Histórico Militar Morro- Cabaña, donde intervendrá un centenar de artistas con presentaciones personales, y más de 20 exposiciones colectivas en diferentes áreas de esa vetusta construcción militar del siglo XVIII. Se trata de piezas realizadas por los artistas españoles José Cosme, Teresa Cháfer, Natividad Navalón, Nanda Botella, Demo y Alberto Bañuelos, además del angoleño-portugués Julio Quaresma, la angoleña Sonia Lukene y el cubano José Villa.
“Está pensada para que los ciudadanos tengan la oportunidad de participar de una fiesta artística pública. Por tanto, el compromiso social de esta exposición de esculturasfuentes que hemos denominado Conexiones Cartográficas es una de sus principales razones”, aseguró la Directora de Honor del Ivam.
“El motivo inicial de esta exhibición se encuentra —dijo— en la relación profesional que mantengo con Cuba desde hace más de 20 años. Durante este tiempo el intercambio artístico entre España y Cuba ha sido una constante en los programas culturales que he desarrollado desde las distintas instituciones que he dirigido. Esta tierra ha sido muy generosa conmigo, hace más de una década que el Gobierno cubano me concedió la Distinción por la Cultura Nacional, y ello me obliga a ser responsable y desprendida con este pueblo tan extraordinario.
“De manera convergente, los dos elementos principales que promueven este proyecto artístico ubicado en el paisaje urbano de la Cabaña son el agua y el deporte. El grupo de artistas internacionales presentes en esta exposición han trabajado estos temas por medio de unos lenguajes contemporáneos muy diferentes y a la vez estimulantes”, puntualizó la también miembro del Consejo Valenciano de Cultura.
“El ciudadano cubano —enfatizó— se va a sentir muy identificado con el agua porque es parte de su medio vital. El agua es un camino que nos permite imaginar el valor intrínseco de la creación artística. Es la forma sin forma que nutre de sensualidad e ideas nuestro propio compromiso con la cultura”.
Con evidentes muestras de afecto hacia nuestro país y su gente, la distinguida galerista apuntó que “el agua es parte de la vida cubana. La Habana y Cuba compiten, rivalizan, pero igualmente se piropean y enamoran porque están abiertas al mar como señaló Ernest Hemingway en El viejo y el mar. Sin agua no hay vida. Si a este componente le sumamos el apoyo social con que cuentan algunos de los deportes encarnados en estas esculturas-fuentes, estamos ante un espectáculo artístico de masas con el que se pueden identificar muchos ciudadanos.
“Debo confesarle —agregó— que mientras ideaba esta propuesta tuve muy presente unos versos del poeta José Martí que me fascinaron desde la primera vez que los leí: Yo vengo de todas partes/ Y hacia todas partes voy/ Arte soy entre las artes… Quiero que el ciudadano caminanteespectador entre en diálogo con la creación artística y el espacio urbano. Se trata también de reflexionar y abrir debates productivos sobre la humanización de los espacios de convivencia”.
Recurrente visitante y excepcional conocedora de esta ínsula del Caribe, la Císcar subrayó que “si algo es consustancial a la vida cubana es precisamente el arte urbano que resalta su ecosistema social. La aportación de los artistas es combinar su imaginario creativo con la iconografía deportiva para resaltar su dimensión social y cultural. Se pretende conectar la tradición cubana del arte público popular con el ecosistema urbano.
Concluida su presentación en la 12a Bienal de La Habana, Conexiones cartográficas se trasladará a otras latitudes. “Ya tenemos compromisos en distintas partes de América y Europa, donde el agua está también integrada en su ecosistema. Pero ahora pretendemos que La Habana considere estas esculturas como parte de su patrimonio cultural urbano”.