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Sin justicia no hay paz

Foto: Tomado de Baltimore Sun
Foto: Tomado de Baltimore Sun

 

El pasado 2 de mayo en el Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba, celebrado en el Palacio de Convenciones de La Habana, una amiga estadounidense calificaba la situación en su país de muy grave y peligrosa, debido al aumento de hechos discriminatorios por parte de la policía contra la población pobre, los negros y los de origen latino.

Unido a lo anterior, mencionaba que el nivel de sindicalismo disminuye y la situación de los trabajadores empeora. El salario no es suficiente para sufragar los gastos, mientras que el Gobierno elimina beneficios.

Refiere la agencia EFE, que el presidente Barack Obama pidió que la policía del país haga rendir cuenta a los agentes que se comportan de manera inapropiada, no obstante, elogió la “moderación” de la policía de Baltimore ante las protestas.

Mientras, la aspirante presidencial Hillary Clinton habló sobre las recientes protestas de la comunidad negra y apoyó el uso de la cámara corporal que llevan los agentes policiales para grabar las interacciones entre estos y los supuestos “sospechosos».

Son numerosas las víctimas de la policía estadounidense, entre ellas. Michael Brown, en Ferguson; Eric Garner, que murió asfixiado en Nueva York; o el niño de 12 años Tamir Rice, que perdió la vida en Cleveland cuando la policía confundió su pistola de juguete con un arma de verdad.

Por demás, Estados Unidos se ha negado a ratificar la Convención internacional sobre la represión y el castigo del crimen de apartheid, señala el sitio digital rebelión.org. Por eso no es extraño que en casos de aplicación de condenas judiciales, los afroamericanos, que suman el 12 % de la población, reciban el 59 % de las sentencias carcelarias y el 74 % de las cadenas perpetuas.

Esta situación fue expuesta por Cuba en Washington durante el primer diálogo bilateral sobre derechos humanos, el 31 de marzo del 2015, al trasladar su preocupación en cuanto a los patrones de discriminación y racismo en la sociedad norteamericana, así como la agudización de la brutalidad policial.

Como se aprecia en La Gran Estrategia. Estados Unidos vs. América Latina, del investigador cubano Abel González Santamaría, publicado recientemente por la editorial Capitán San Luis, el tema que nos ocupa tiene su origen hace siglos. En 1788, en la naciente Constitución de Estados Unidos, no tuvieron derecho al voto los negros, las mujeres ni los indios.

En 1865, a través de una enmienda constitucional se abolió la esclavitud, y ese mismo año, para defender la supremacía blanca surgió la secta secreta Ku Klux Klan, que actualmente, junto a otros grupos extremistas alimentan el odio entre los ciudadanos.

De los casos de homicidios durante operativos policiales registrados en el país desde el 2005, solo unos pocos han sido acusados formalmente, señala la prensa, y luego la mayoría de los culpables fueron declarados inocentes o les retiraron los cargos. Por eso muchos piensan que en el caso de Freddie Gray no habrá justicia.

El hecho de que la alcaldesa de Baltimore y parte de su policía sean afroamericanos no mejora la situación de esa población, la hispana o de otras minorías poco favorecidas.

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