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La niña que cautivó en la Fiesta del Tambor

Eleanys Almagro Manzano| foto: Eddy Martin
Eleanys Almagro Manzano| foto: Eddy Martin

Fiesta, color, música, éxtasis… caracterizan cada una de las ediciones del Concurso y Festival Internacional Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memóriam, cuya decimocuarta convocatoria recientemente concluyó en la capital con muchas sorpresas, entre ellas la revelación de la niña Eleanys Almagro Manzano, quien con apenas ocho años de edad ganó la atención del jurado y las palmas del público a través de su extraordinaria ejecución de los tambores batá, ejercicio que —amén de otros requisitos para tal fin— la hizo acreedora, junto al niño de 11 años Andrés Acosta Puerto (Tito), de Las Tunas, del premio de interpretación infantil de este encuentro, en el que participaron más de mil artistas de Cuba y de diversos países, quienes durante casi una semana redimieron el valor de la percusión en el pentagrama nacional e internacional.

Para el prestigioso músico Giraldo Piloto Barreto, director de la agrupación Klímax y presidente de la Fiesta del Tambor, la actuación de Eleanys fue excepcional. Ella sensibilizó al jurado no solo por su admirable desempeño en la ejecución de los tambores batá (iyá, itótele y okónkolo), un instrumento tradicionalmente reservado para los hombres, generalmente adultos, sino también por sus dotes como cantante. “Es algo inusitado en esta pequeña que no ha cursado estudios de formación artística”, dijo.

Esta chica cursa el tercer grado en la escuela primaria Reynel Páez, del Cerro. La música llegó a ella mediante su vínculo materno. Ha tenido mucho apoyo de la agrupación Cubanache, en particular de su directora, Daysi Manzano, mi mamá, y del director musical Lázaro Banguera, a quien admiro mucho por su inteligencia. Él me enseñó los secretos de los toques de los batá y de otros instrumentos de percusión”, afirma la chica cuya presencia en el programa televisual 23 y M es recordada por quienes la vieron asumir los roles de percusionista y cantante en la pieza Drume negrita, de Eliseo Grenet.

Pero Eleanys es mucha Eleanys. Ella también practica la música con otros medios de percusión, tales como el bongó y las maracas (percusión menor), los cuales suele combinar con los batá para ofrecer un sorprendente espectáculo artístico en el que interpreta varios números incluidos en su breve repertorio, conformado además por Cuba qué linda es Cuba, de Eduardo Saborit; El cuarto de Tula, de Sergio González Siaba; y Siguaraya, de Lino Frías; entre otros que igualmente suele acompañarse de sonido background.

También aficionada al piano y al violín, la pequeña y multifacética artífice también profesa vocación por las artes visuales. Actualmente es alumna de la Escuela Provincial de Artes Plásticas de 23 y C, en el Vedado. “Allí —dijo— estudio pintura, pero me gusta más la alfarería, a la cual quiero dedicarme en cuanto tenga oportunidad”.

Aunque infructuosamente su mamá intentó matricularla en las escuelas de música Paulita de la Concepción y Alejandro García Caturla, según Giraldo Piloto sería muy conveniente que encauzara su aptitud para el canto y los instrumentos de percusión. “Tanto el jurado como los organizadores de la Fiesta del Tambor recomendamos su formación académica a través del Centro Nacional de Enseñanza Artística (CNEART)”.

Según Eleanys, ella se siente “muy feliz como músico y cantante. Al año y medio de edad mis padres me inscribieron en el coro infantil de la Sociedad Asturiana, pero era chiquitica y muy activa, y desconcentraba a los muchachos del coro y tuve que dejarlo”, afirma.

La recurrente presencia de esta precoz y cubanísima artista en los espectáculos del grupo Cubanache, donde el público aclama su desempeño, ha contribuido a “moldear” su histrionismo escénico, sobre todo en su simpática defensa de nuestros ritmos más autóctonos, motivo por el cual su actuación ha sido solicitada en disímiles plazas, tales como el Café cantante del Teatro Nacional, el restaurante Juana La Cubana y el Parque Lenin, así como en Tropicana y Le Select —en los programas dominicales para niños—, en las fiestas de clausura del verano, en las celebraciones de San Cristóbal de La Habana, en los encuentros artísticos con la Brigada Venceremos, en las fiestas infantiles del círculo social Félix Elmusa, y en muchos otros lugares. También se ha presentado en varios programas de la radio nacional.

Concluida la Fiesta del Tambor, uno de los certámenes más importantes de la música cubana, la pequeña Eleanys, venida al mundo el 9 de setiembre del 2006, en La Habana, dejó en este encuentro profundas huellas de admiración y simpatía. Vale la pena seguir sus pasos…

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