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Aché para las tradiciones folclóricas

Foto: Orlando Durán Hernández
Foto: Orlando Durán Hernández

Olorum, en lengua Yoruba, simboliza al Sol y constituye fuente de energía, de todo lo vivo; es fiesta de color y energía. Y quizás por esa razón al desfile inaugural del VII Festival Olorum, 2015 en Camagüey, las 13 agrupaciones participantes le pusieron mucho de música, de alegría… de vida.

Esta fiesta de tradiciones se extenderá hasta el 26 de abril, recorrerá calles, parques, plazas, devenidas testigos silenciosas de lo mejor del arte folclórico cubano, y arrojará estrategias de desarrollo y nuevas proyecciones para la divulgación y avance de esta manifestación artística.

Para ello se reservó un espacio teórico marcado, en sus primeros días, por el encuentro de directores, coreógrafos y estudiosos del arte músico- danzario de raíz folclórica, al cual fue invitado Rogelio Martínez Furé, fundador del Conjunto Folclórico Nacional, quien impartió la conferencia “Ay folclor, ese río de aguas siempre renovadas” y presentó su libro Pequeño Tarikh. Apuntes para un diccionario de poetas africanos.

Fue solo una excusa para alertar, como ha dicho el propio investigador, sobre la posible pérdida de la identidad nacional: “hay que recuperar las memorias para no repetir los errores. Y sobretodo evitar el jineterismo pseudocultural que quiere convertirnos en paisajes exóticos para el entretenimiento de turistas ociosos”.

También comentó sobre la importancia de asumir la diversidad cultural tanto desde su inmensidad como de las particularidades, no todo es positivo, por lo que hay que mirar críticamente para saber que nos falta y no tener una visión idealizada del suceso.

El encuentro servirá además para dialogar francamente en pos del movimiento danzario, para aclarar conceptos y pensar la investigación como legitimadora de la práctica creativa de la danza.

 

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