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El Quijote celebra cuatro siglos

Los personajes de Don Quijote y Sancho tienen una gran importancia en la versión cubana. Foto: Jacques Moatti
Los personajes de Don Quijote y Sancho tienen una gran importancia en la versión cubana. Foto: Jacques Moatti

Cuatro siglos se cumplen de la aparición de la segunda parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra monumental de Miguel de Cervantes, libro esencial de la literatura hispanoamericana.

Para celebrar el aniversario, el Ballet Nacional de Cuba presentará una temporada del clásico Don Quijote —inspirado en la celebérrima historia—, durante dos fines de semana —a partir del sábado 2 de mayo— en la sala Avellaneda del Teatro Nacional

En la versión cubana, como en tantas otras, se incluye el capítulo Las bodas de Camacho, que estructura el argumento. El Quijote y su fiel Sancho tienen en esta puesta (coreografiada por María Elena Llorente y Marta García, con dirección de Alicia Alonso) una presencia importante, a diferencia de las reposiciones de otras compañías, donde suelen ser simples personajes bufos.

Los roles protagónicos de Don Quijote (a partir del original de Marius Petipa y la versión de Alexander Gorski, con música de Ludwig Minkus y libreto y diseños de Salvador Fernández) serán asumidos por Anette Delgado y Dani Hernández (sábado 2), Sadaise Arencibia y Víctor Estévez (domingo 3), Amaya Rodríguez y Luis Valle (jueves 7), Grettel Morejón y Alfredo Ibáñez (viernes 8) y Viengsay Valdés y Víctor Estévez (sábado 9), siempre secundados por solistas y el cuerpo de baile de la compañía.

Estas presentaciones tienen el atractivo del debut en el rol de Basilio, el barbero del pueblo, de Alfredo Ibáñez y Luis Valle.

El ballet Don Quijote tuvo su estreno el 26 de diciembre de 1869 en el Teatro Bolshoi de Moscú, inspirado en un episodio de la famosa novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.

La versión cubana se presentó por vez primera el 6 de julio de 1988, en el Gran Teatro de La Habana, aunque desde 1950 el Ballet Nacional de Cuba incorporó a su repertorio el grand pas de deux del tercer acto.

Por ser un ballet creado a partir de la obra de Cervantes y constituir una pieza danzaria profundamente vinculada a la cultura nacional cubana, Alicia Alonso dirigió un cuidadoso trabajo alrededor de la legitimidad de las referencias folclóricas en el aspecto coreográfico; sobre todo persiguiendo la dignificación y el respeto al personaje de Don Quijote, un icono de la lengua castellana y de la cultura de raíz hispánica —dice una nota divulgada por la compañía.

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