En la celebración de tan relevante efeméride para el proletariado mundial, la figura y el recuerdo de Lázaro Peña, el gran Capitán de la Clase Obrera cubana, estarán muy presentes por ser uno de sus históricos fundadores y por su destacada contribución a las luchas por la emancipación de todos los trabajadores de la explotación capitalista.
La valiosa existencia del inolvidable líder sindical no estuvo limitada a la defensa de los genuinos derechos y reivindicaciones de los cubanos, sino que rebasó las fronteras para practicar en el seno del movimiento obrero latinoamericano e internacional, la solidaridad militante y clasista.
Como secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), fruto también de los esfuerzos unitarios de muchos años, Lázaro viajo a México en enero de 1939, para participar en el congreso constituyente de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), donde se agrupó el movimiento sindical revolucionario del continente.
Su inclaudicable entrega a las justas causas obreras está estrechamente vinculada a la FSM desde su fundación en el Congreso Sindical Mundial, celebrado en París en octubre de 1945. Desde entonces y hasta los últimos días de su fructífera vida fue un prominente miembro de sus órganos de dirección: secretario, vicepresidente e integrante de su buró y consejo general.
En el seno de esa poderosa organización internacional creada para las reivindicaciones sindicales y sociales de los trabajadores del mundo, la lucha antimperialista y la liberación de los pueblos, el dirigente cubano realizó una constante campaña a favor de la cohesión del movimiento obrero, el fortalecimiento de la unidad sindical, y de denuncia y combate a las maniobras divisionistas llevadas a cabo por el imperialismo norteamericano y los agentes a su servicio; a la par que dio a conocer las difíciles condiciones de lucha del movimiento sindical latinoamericano y sus peculiares características.
Tras el III Congreso de la CTAL, celebrado en Santiago de Chile en 1953, la represión de la tiranía batistiana le impidió regresar a Cuba. Desde esa fecha hasta 1958 se desempeñó como secretario de la FSM, para la atención fundamentalmente del movimiento obrero latinoamericano.
Después de su regreso a Cuba al triunfo de la Revolución, Lázaro Peña compartió sus tareas sindicales en el ámbito nacional con sus responsabilidades en la vicepresidencia de la FSM.
En 1964, representando a la central obrera cubana y como dirigente de la FSM, participó en Brasil en la constitución del Congreso Permanente de Unidad Sindical de los Trabajadores de América Latina (CPUSTAL), que sustituyó a la CTAL, disuelta por acuerdo de esa propia organización.
En el VIII Congreso, celebrado en 1973, en Varna, Bulgaria, tuvo a su cargo la redacción del informe respecto a América Latina. Su exposición fue una vibrante condena a la bestialidad fascista, al artero golpe perpetrado por la junta militar contra el Gobierno de la Unidad Popular y el asesinato del presidente Salvador Allende. Allí continuó con el llamamiento a la unidad de la clase obrera y sus organizaciones sindicales, así como a las fuerzas populares y democráticas de la región.
Su última intervención en una tribuna internacional se produjo en enero de 1974, durante la celebración de la IX Reunión del buró de la FSM, en la que destacó la importancia de los acuerdos y resoluciones del XIII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
El 11 de marzo de ese mismo año falleció Lázaro Peña, dejando tras sí un legado de entrega total y fidelidad a la noble causa que nutrió su vida.
En sus honras fúnebres el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, expresó: “(…) Reflexionemos un instante sobre lo que significa su muerte. El Partido ha perdido a un dirigente respetado y querido por las masas; el movimiento obrero cubano a su esforzado paladín y la organización sindical mundial a uno de sus cuadros más sabios, maduros y respetados (…)”
Hoy, en el aniversario 70 de la FSM, su valioso legado mantiene total vigencia y es un ejemplo para los que luchan por un mundo libre de la explotación, pleno de justicia social y paz.