Camagüey, como todas las primeras villas, se asentó en las márgenes de un río. Pero han pasado 500 años… Y varias generaciones de moradores, durante ese tiempo, se dieron a la tarea de obviar la importancia de los mismos y conectaron los drenajes de sus viviendas al desagüe pluvial que vierte al río, construyeron casi encima de los mismos, los transformaron en vertederos de escombros, redujeron el cauce y así se erosionaron las riberas, obstruyeron los sistemas de drenaje, y hasta modificaron el escurrimiento natural de la ciudad tras las lluvias.
De todo se puede decir que han sufrido los ríos, pero, por suerte, a los camagüeyanos de hoy les molesta esta situación, y han conjugado esfuerzos para revertir realidades. Así fue que nació La ciudad mira a sus ríos.
Según José Rodríguez Barrera, director general de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC), “es una idea ambiciosa que se hace por primera vez. Siempre hubo alguien que intentó recuperarlos, pero nunca así. Esto es un viejo sueño de los camagüeyanos: lograr el saneamiento de los ríos porque, como es evidente, le hemos dado la espalda al agua que nos dio vida”.
El proyecto está concebido como una idea grande que incluirá cerca de ocho kilómetros a recuperar. Eliminará los usos incompatibles de la losa sanitaria y el punto de venta de materiales de la construcción que una vez existieron allí, para instalar gimnasios biosaludables, espacios deportivos, parques infantiles, áreas de estar y senderos de circulación.
Además, pretende vincular el Centro Histórico de la ciudad con el Político Administrativo, mediante un puente con funcionalidad vehicular y peatonal y restaurará la antigua planta eléctrica ”Manuel Julien”, que actualmente es sede de los grupos electrógenos y de servicios eléctricos, para transformarla en un recinto ferial.
Claro que primero los trabajadores de recursos hidráulicos han tenido que limpiar la ribera de ríos y por ahora, junto a especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente del terrotorio, rehabilitan 20 metros de las márgenes por cada lado, y reparan un colector de alcantarillado que pasa por el área, para impedir el vertimiento de las aguas albañales.
La intención es clara: recuperar socialmente una zona un tanto olvidada, que incluye parte del área declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad, sin dañar el entorno y aprovechando los encantos naturales de los ríos.
